Armando José González Segiovia
Memorias del VIII
Simposio Internacional de Historia
de los Llanos Colombo-Venezolanos.
Villavicencio, Colombia,
Academia de la Historia del Meta, pp. 147-160.
I
Indiscutiblemente que un cambio significativo está
ocurriendo en el mundo. Una serie de hechos los evidencian. Ya no es tan
evidente la afirmación de Carlos Marx, en el siglo XIX, según la cual la
historia es la única ciencia[2],
merced la diversificación y el avance ocurrido en el mundo científico y
tecnológico, lo cual influye en todos los ámbitos de la vida social.
Diversos epístemes fueron desarrollados en el siglo XX, siendo
los algunos de los más significativos el psicoanálisis de Sigmund Freud
(1856-1939)[3]; Tipos psicológicos por
Carl Gustav Jung (1875-1961)[4];
desarrollo de las operaciones concretas de Jean Piaget (1896-1980)[5];
propuestas de la construcción sociohistórica de la mente de Lev S. Vigotski[6] o el
pragmatismo de William James (1842-1910) (6), donde se propugnaba la búsqueda
de la verdad como valor efectivo de utilidad vital.
A estas teorías, que marcaron diversas facetas
científicas, cuyos avances son indiscutibles se unen diversas categorías como:
multidisciplina[7], interdisciplinas[8],
transdisciplina[9], modernidad y la
posmodernidad.
Centraremos este trabajo, sobre los últimos aspectos
mencionados —modernidad/ posmodernidad— por ser el centro de discusión en la
actualidad y su influencia en la enseñanza de la ciencia de la historia. Ante
estas perspectivas surgen algunas preguntas, las cuales son necesarias puesto
que permiten un acercamiento al problema ¿Cuáles son las características de la
modernidad? ¿Cómo es trascendida a la posmodernidad? ¿Cómo se inserta estas
corrientes en el aparato productivo? ¿Cuál es su influencia en el modo de
producción que vivimos? ¿Su existencia es capaz de superar el problema de la
desigualdad, de las clases sociales y la explotación?
Gladys Adamson esboza que la modernidad planteaba la
confianza en el progreso, consustanciada en la búsqueda de la razón universal
que permitiera la comprensión del momento histórico vivido y del futuro.
Postulaba la existencia de metas ideales, “un fuerte sentido de la vida signada
por responsabilidades acerca del mundo, responsabilidad por el otro, aun en el
heroísmo, el imperio de la razón... La sociedad disciplinaria si bien
correspondía a un sistema político democrático era de tipo autoritario. Se
tendía a sumergir al individuo en reglas uniformes, en eliminar lo máximo
posible las elecciones singulares en pos de una ley homogénea y universal, la
primacía de una voluntad global o universal que tenia fuerza de imperativo
moral que exigía una sumisión y abnegación a ese ideal” Esta modernidad
corresponde a la industria capitalista o al capitalismo industrial con sus
fabricas, sus organizaciones obreras, sindicales[10].
La posmodernidad se define por la fragmentación cultural
en la sociedad, la cual suele atribuirse al complejo y veloz cambio tecnológico
y a la saturación de información que proveen los medios masivos de
comunicación. Se caracteriza por el consumo general-masificado, tanto de
objetos como de imágenes, una cultura hedonista que apunta a un confort
generalizado, personalizado, la presencia de valores permisivos y light con
relación a las elecciones y modos de vida personales, suprimiendo la necesidad
del esfuerzo como forma de asumir compromisos sociales y personales elevados,
donde la cultura y los valores morales implican una ruptura entre de la
sociedad que imponía una férrea disciplinara
y la instauración de una sociedad mas flexible "basada en la
información y en la estipulación de las necesidades, el sexo y la asunción de
los "factores humanos", en el culto a lo natural, a la cordialidad y
al sentido del humor" y donde “La cotidianeidad tiende a desplegarse con
un mínimo de coacciones y el máximo de elecciones privadas posible, con el
mínimo de austeridad y el máximo de goce, con la menor represión y la mayor
comprensión posible”[11].
Esta, llamémosla “cultura posmoderna”, es la que F.
Jameson platea corresponde al “sistema internacional del capitalismo
multinacional de nuestros días". En esta fase, según Gilles Lipovetski, el
individualismo occidental se sobrepone a los valores colectivos y constituye
una verdadera revolución al nivel de las identidades sociales, en el ámbito
ideológico y de lo cotidiano. Este autor señala que “la cultura posmoderna es
descentrada y heteróclita, materialista y psi, porno y discreta, renovadora y
retro, consumista y ecologista, sofisticada y espontánea, espectacular y
creativa; el futuro no tendrá que escoger una de esas tendencias sino que, por
el contrario desarrollará las lógicas duales, la correspondencia flexible de
las antinomias”
Ahora ¿Significa una ruptura con la imposición del control
social y su consiguiente extinción? No. Sencillamente los mecanismos de control
social son perfeccionados. Asumiendo una especie de anarquía colectiva que
impide una cohesión de grupos homogéneos que puedan luchar por los principios
valores y normas que les unan al lograr anteponer a los valores colectivos el
interés personal, gracias a una pretendida “pluralidad de subculturas que
corresponden a diversos grupos sociales y que adquieren su propia legitimación
a existir y a coexistir con otras subculturas con igual o similar
reconocimiento social”. Ya que este respeto a las subculturas no parece
existir, mientras no exista un equilibrio que permita igual acceso a la información
y valoración de la cultura propia sin la imposición de las dominantes.
La posmodernidad se caracteriza, además, por plantear la
inexistencia del tiempo, el espacio, continuidad, discontinuidad, igualmente
afirma que el análisis causal de la historia en la actualidad resulta estrecho
e incompleto para el estudio de la sociedad que vivimos. Lo anterior se plantea
por la universalización de los medios de comunicación. Ya no se puede referir
la existencia del tiempo lineal (ayer, hoy, mañana) ni del tiempo circular,
porque estamos rodando sobre un tiempo simultaneo, al igual que el espacio, ya
abordamos el mundo como una sola aldea. Lo que pasa al otro lado del mundo en
este instante es visto por millones de personas en el otro extremo del globo
terrestre. De ahí que no existan los parámetros de continuidad, pero tampoco
existe discontinuidad, sino simultaneidad. La posmodernidad se caracteriza por
narrar el presente. Ante la evidente crisis de paradigmas y del gran vacío
ideológico mundial es preciso retomar el posmodernismo y presentarlo como una
salida a los males sociales y a la inconformidad. El posmodernismo igualmente
plantea como fundamental retomar el estudio transdisciplinario como única vía
válida de comprensión social.
El posmodernismo pretende mostrar la ruptura con los
paradigmas existentes. Pero parece pobreza de pensamiento retomar ideas
desechadas en Europa para solucionar problemas ideológicos actuales. Es una
carencia de pensamiento que produce una desmedida soberbia por defender los puntos
de vista que dejan a las cosas tal como están, y que enajenan al que pueda
discrepar de pensamiento o que se atreva a pensar por cuenta propia. Murió el
materialismo histórico, según los posmodernos.
II
La división internacional de saber que nos deja relegados de los procesos capitalistas industriales de la actualidad, muy a pesar del proceso globalizador
La diversidad de formas energéticas alternativas ha
relegado a la industria petrolera. Entre otras se encuentran: el gas natural,
el carbón, que se puede procesar como combustible líquido sintético, la energía
nuclear, la biomasa, las mareas y olas, la energía hidráulica, la solar y la
geotérmica, entre otras.
Mientras que el gasoil puede ser sustituido por
biocarburantes como el alcohol etílico (etanol) y sus derivados obtenidos
basándose en trigo, maíz, remolacha, papa que bajo la acción de levaduras se
convierten en etanol (alcohol etílico) mediante un proceso de fermentación; y
la otra alternativa es el éter etilterciobulítico (ETBE); mientras que en el
Instituto Francés de Petróleo se ha creado un
producto de nombre Diester obtenido a partir de aceites vegetales, que
en los motores Diesel puede reemplazar el gasoil puro o mezclado.
Ahora la tendencia general que se presenta viene dada por
la conformación de otra forma productiva al nivel de los países desarrollados
donde se ha generado una nueva forma sustentada en el uso intensivo de la
información conjugado con el extraordinario cambio tecnológico que operan en la
sociedad industrial. La división internacional de saber que nos deja
relegados, excluidos, de los procesos capitalistas industriales de la actualidad, muy a pesar del proceso
globalizador. La revolución actual del capitalismo está liderizada por la
microelectrónica, la química, la genética, la geología, la robótica, la
farmacología, la agronomía, la informática, la mecánica, las
telecomunicaciones, la energía, la ciencia de los metales, entre otros.
Esta diversidad de fuentes energéticas produce la
unificación de poder y el mercado mundial. La economía capitalista como
potencia unipopular genera el nacimiento de ideologías que permitan conjugar el
proceso alienador del universo, entre estas se hallan el neoliberalismo, que es
el mismo capitalismo salvaje estudiado hace tanto tiempo, bautizado con nuevo
nombre, y la posmodernidad que intentan liquidar la teoría de análisis social
para plantear una serie de temas que, por lo menos, deben someterse a la
consideración. Pero mientras en Europa se dejó de hablar de posmodernidad hace
varios años, a nuestro país ha llegado
tardíamente (como siempre), y en consecuencia es necesario generar un
diálogo al respecto.
Este tipo de capitalismo, denominado por F. Jameson como
tardío, multinacional o de consumo
constituye la forma mas pura de capital que se haya conocido hasta ahora,
logrando llevar el capital hasta las zonas
donde nunca antes había llegado la economía de marcado[12].
III
De la historia como única ciencia de los hombres al “fin de la historia”
Tanto Carlos Marx como Marc Bloch afirmaron que la
historia es la única ciencia de los hombres[13].
Este precepto ¿ha sido superado? ¿Los mató la tesis del Fin de la historia? ¿La
historia resurge nuevamente sin necesidad siquiera que medie el milagro de la
resurrección?.
En el contexto actual resulta por demás interesante
plantear el problema esbozado por Francis Fukuyama en 1989, luego de la caída
del Muro de Berlín, sobre el fin de la historia, de las ideologías y los
procesos sociales, merced la desaparición del llamado bloque socialista, luego de
70 años de existencia. Fukuyama, como Director delegado del Cuerpo de
Planeamiento de Política del Departamento de Estado de los Estados Unidos,
tiene claros intereses para realizar estos planteamientos donde “terminen las
pretensiones ideológicas de representar diferentes y más altas formas de la
sociedad humana”, más allá del capitalismo[14]. Por
este motivo Fukuyama platea que “La democracia y los mercados libres seguirán
expandiéndose a lo largo del tiempo como los principios dominantes de la
organización en gran parte del mundo”[15].
Ahora surge la pregunta realmente ¿es el “fin de la
historia”? ¿Terminaron las ideologías? ¿Estamos a merced de la economía de
mercado capitalista? ¿No existe otra alternativa?
Como ya se ha esbozado en este texto, existen tres etapas
o momentos de desarrollo capitalista: 1) el capitalismo de mercado, 2) el
estadio monopolista o del imperialismo, y 3) el capitalismo multinacional. Es,
precisamente, a esta última etapa capitalista a la cual corresponden los
planteamientos del posmodernismo, tal como se conoce. Los dos primeros han sido
bien definidos en varios estudios, pudiéndose revisar a Marx y a Lenin[16].
La caída del llamado “socialismo real” de la Unión
Soviética, debe entenderse en el marco que nunca logró los objetivos del socialismo
ni del comunismo científico, de manera que dependió de la economía monetaria y
mercantil —entre muchos otros motivos— por lo cual en sentido estricto siempre
continuó dependiendo de la economía capitalista, además de diversas formas de
coerción social, como el manifestado en el arte, la ciencia y la técnica,
aunque con avances indiscutibles en algunos ámbitos sociales. Estas críticas
las mantenemos desde principios de los años ochenta, como puede comprobarse en
artículos escritos y publicados en esta época, antes de la perestroika, era un
sistema que no se podía mantener. Desde allí puede afirmarse que la tesis de
Fukuyama, sobre el fin de la historia, pisa terreno falso puesto que se basa en
la desaparición de algo que no existió, como lo fue un verdadero socialismo en
la URRSS. Es necesario volver a los clásicos del marxismo a estudiar, a la luz
de los hechos actuales, la vigencia y sus propuestas y establecer los
fundamentos de la ciencia capaz de comprender el proceso social vivido.
¿Fin de la historia? Acaso ¿Se termino la desigualdad
social? ¿Se extinguieron las clases sociales? ¿Han dejado de confrontarse los
poseedores de bienes poder y riquezas con los que nada tienen? Se puede afirmar
que mientras exista desigualdad social, clases sociales, y el binomio
pobreza-riqueza mantenga plena vigencia, la historia tendrá la función de
servir de guía y aliciente para comprender el proceso vivido y, sobre todas las
cosas, para poder plantear la mejor vía a seguir en la conformación de un
futuro mejor, mas igualitario.
IV
¿Cuál es la vigencia del posmodernismo y
el fin de la historia?
Es necesario volver a retomar la esencia de la ciencia de
la historia, magistralmente planteado por Bloch: “Es innegable, sin embargo,
que siempre nos parecerá que una ciencia tiene algo de incompleto si no nos
ayuda, tarde o temprano, a vivir mejor. ¿Y cómo no pensar aún más vivamente
cuando nos referimos a la historia que, según se cree, está destinada a
trabajar en provecho del hombre, ya que tiene como tema de estudio al hombre y sus actos?”[17].
Acaso los planeamientos del posmodernismo y del fin de la
historia logran extinguir la esencia de la historia como ciencia o, de otra
forma, de la ciencia de la historia. Lejos de lograr languidecer la historia,
la robustecen. Ahora es un reto asumir el compromiso creador de nuevos
amaneceres y de estrellas, donde el ser humano como colectivo sea esencia del
crecimiento, donde la desigualdad pueda desaparecer, donde la palabra pueblo
deje de ser sinónimo de pobreza; donde se pueda, merced el logro de realización
y afianzamientos de valores colectivos, conjugarse el crecimiento personal de
todos.
El posmodernismo es, en fin de cuentas, una especie de
subcultura capitalista que intenta subvertir el orden, cambiando las formas
para no cambiar la esencia. Donde se trasmuta el cambio de todo, para no
cambiar nada, para mantener el status quo del capitalismo multinacional.
El fin de la historia de Fukuyama plantea, igualmente, el mantenimiento de la
hegemonía de la potencia unipopular, de la explotación de los pobres a
beneficio de los pocos ricos, sin molestarse siquiera generar ideas nuevas, las
existentes permiten sustentar el capitalismo y la economía monetaria y
mercantil y por lo tanto son buenas “no más ideologías”.
Los planteamientos posmodernistas ni la propuesta de
Fukuyama han logrado desaparecer las contradicciones sociales plateadas por
Marx en el Discurso Pronunciado en la fiesta del aniversario del "People's
Paper", según la cual el desarrollo técnico lleva en su seno la enajenación
del trabajo de humano y del trabajador mismo, el arte adquiere triunfos a costo
de las cualidades morales y el dominio sobre la naturaleza la extermina y los
seres humanos se convierten en esclavos
de uno pocos y de su propia infamia:
“Hoy día, todo parece llevar en su seno
su propia contradicción. Vemos que las máquinas, dotadas de la propiedad
maravillosa de acortar y hacer más fructífero el trabajo humano, provocan el
hambre y el agotamiento del trabajador. Las fuentes de riqueza recién descubiertas
se convierten, por arte de un extraño maleficio, en fuentes de privaciones. Los
triunfos del arte parecen adquiridos al precio de cualidades morales. El
dominio del hombre sobre la naturaleza es cada vez mayor; pero, al mismo
tiempo, el hombre se convierte en esclavo de otros hombres o de su propia
infamia. Hasta la pura luz de la ciencia parece no poder brillar más que sobre
el fondo tenebroso de la ignorancia. Todos nuestros inventos y progresos
parecen dotar de vida intelectual a las fuerzas materiales, mientras que
reducen la vida humana al nivel de una fuerza material brota. Este antagonismo
entre la industria moderna y la ciencia, por un lado, y la miseria y la
decadencia, por otra; este antagonismo entre las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de nuestra época es un hecho palpable, abrumador e
incontrovertible. Unos partidos pueden lamentar este hecho; otros pueden querer
deshacerse de los progresos modernos de la técnica con tal de verse libres de
los conflictos actuales; otros más pueden imaginar que este notable progreso
industrial debe complementarse con una regresión política igualmente notable.
Por lo que a nosotros se refiere, no nos engañamos respecto a la naturaleza de
ese espíritu maligno que se manifiesta constantemente en todas las
contradicciones que acabamos de señalar. Sabemos que para hacer trabajar bien a
las nuevas fuerzas de la sociedad se necesita únicamente que éstas pasen a
manos de hombres nuevos, y que tales hombres nuevos son los obreros”[18].
Ante estas perspectivas, se hace necesario asumir la
enseñanza de la historia pasada y presente, con un amplio sentido de porvenir. Comprender
nuestro presente, la dinámica histórica que vivimos y la esencia de lo que
somos culturalmente para poder asumir el reto creador hacia lo que queremos
ser. Para ello es necesario buscar y estudiar diversas fuentes que nos
coadyuven a la consecución de estos objetivos.
V
Comprender la naturaleza socio-histórica
de la mente ayuda a la enseñanza de la historia
Las teorías de Piaget sobre el desarrollo de las
operaciones concretas son importantes para la comprensión del fenómeno
biológico del proceso mental; sin embargo, en la actualidad han sido
reconsiderado los planteamientos realizados por Lev Semiónovich Vigotski
respecto al desarrollo psicológico determinado por las condiciones históricas,
sociales y culturales más que por el fenómeno puramente biológico.
Vigotski
concebía los fenómenos psicológicos como el producto del desarrollo de las
fuerzas productivas, manifestadas en la conciencia social e histórica que
proporcionaba determinadas manifestaciones culturales, donde las adaptaciones
realizadas por los seres humanos no se ajustan a los principios seguidos por
los animales, porque están determinadas en un contexto social, donde el niño asimila “no solo el contenido de la experiencia
social, sino también los medios del pensamiento cultural, los procedimientos y
las formas del comportamiento cultural”, donde el sujeto está contextualizado a
un ambiente determinado y no el individuo epistémico, universal, siendo por
tanto “una teoría psicológica en la que el ser humano es sujeto de procesos
culturales en lugar de procesos naturales” (Gallegos, 1996, p. 7). Vigotski
plantea la existencia de una edad cultural, junto a las edades fisiológicas e intelectuales,
supone el autor que e este proceso está la base cultural del niño y del
perfeccionamiento cultural de sus funciones. Vigotski propone:
“El arraigo de un niño normal en la
civilización representa, por lo común, un proceso de maduración orgánica. Ambos
planos del desarrollo ¾el
natural y el cultural¾
coinciden y se fusionan. Ambas series de cambios se penetran mutuamente y
forman, en esencia, una serie unitaria en la formación sociobiológica de la
personalidad del niño. Por cuanto el desarrollo orgánico se realiza en un medio
cultural, en esa medida se convierte en un proceso biológico históricamente
condicionado. Al propio tiempo, el desarrollo cultural adquiere un carácter
completamente peculiar e incomparable por cuanto se realiza simultánea y
fusionadamente con la maduración biológica, ya que su portador es el organismo
del niño en crecimiento, en cambio, en maduración”[19].
El texto determina la clara posición de Vigotski, donde se
fusionan los procesos biológico y cultural, determinando el condicionamiento
del desarrollo orgánico por el medio
cultural, convirtiéndose, de esa manera, en un proceso biológico históricamente
condicionado, donde “el desarrollo cultural adquiere un carácter completamente
peculiar e incomparable por cuanto se realiza simultánea y fusionadamente con
la maduración biológica”, ya que estos “procedimientos culturales de
comportamiento no surgen simplemente como hábito externo; sino que se
convierten en una parte inseparable de la propia personalidad, enraizando en
ella nuevas relaciones y organizándolas de una manera completamente diferente”[20], el
autor considera que las formas culturales de comportamiento son reacciones de
la personalidad y que al estudiarlas no se tratan procesos aislados tomados in
abstracto, que se despliegan en la persona, sino con la personalidad
superior, porque siguiendo el desarrollo cultural de las funciones síquicas, se
pueden delinear el camino de la personalidad del niño.
En este proceso de trasmisión de experiencias, el lenguaje
es el instrumento mediador por excelencia el cual diferencia a los humanos de
los animales, quienes asumen la conducta por herencia, imitación y exposiciones
directas al ambiente. Vigotski sugiere:
“Basta recordar también el lenguaje, que
primeramente es medio de comunicación con los circundantes y sólo luego, en
forma de lenguaje interno, medio del pensamiento, para que quede completamente
clara la aplicabilidad de esta ley a la historia del desarrollo cultural del
niño...”[21].
El desarrollo cultural se basa en el empleo de signos y
códigos, donde la función sicológica primaria de la palabra es una función
social, como medio de dominio y control social “constituye el medio principal
para dominar el comportamiento”, de allí que tras el poder de las palabras
sobre las funciones síquicas, se encuentra el poder real del jefe y del
subordinado, debiendo ubicarse las relaciones de las funciones síquicas con
referencias a las relaciones reales entre las personas.
El concepto de mente socio-históricamente determinada, la
conciencia surge de la interacción entre hombre y mujeres, donde “la función
mental se trasmite culturalmente a cada nuevo individuo cognoscente a través de
una experiencia conjunta, compartida, en acciones de comunicación”. En este
proceso los hechos sociales no solamente son el factor que más influye sobre el
ser humano, sino que actúan como factores internos al individuo, intrínsecos a
su naturaleza biológica, genética y social; donde el desarrollo humano proviene
principalmente de la apropiación de las formas sociales e históricas de la
cultura, construida en sociedad.
VI
Asumir el compromiso de crear una nueva conciencia colectiva
La naturaleza socio histórica de la mente, esbozada por
Vigotski bosqueja a los enseñantes —léase docentes, quien lo desee— un reto y
un compromiso ¿Cómo realizar un proyecto que nos permita comprender nuestra
conformación como pueblo, ciudad, municipio, estado y como nación? ¿Cómo
aprovechar los adelantos científicos y tecnológicos para conseguir la
divulgación de nuestra idiosincrasia? ¿Cómo llegar a servirnos de la avalancha
informativa? ¿Cómo dejar de ser tontos útiles, simples usuarios-consumidores,
de la técnica y del ciber y trabajarla para provecho colectivo? ¿Cómo
lograr un verdadero compromiso creador de pensamiento propio?
Solamente la comprensión del binomio pasado-presente
permite este proceso. Bloch los planteó de la siguiente forma: “La
incomprensión del presente nace
fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero no es, quizás, menos vano
esforzarse por comprender el pasado sino se sabe nada del presente”[22].
Se hace necesario, en consecuencia, asumir el compromiso
de la enseñanza de la historia, partiendo de la comprensión ineludible del
presente, de sus contradicciones, de su riqueza tecnológica y científica;
aunque, a la vez, deba lucharse en contra de la super-especialización que hace
perder la visión de conjunto, la totalidad, que es la esencia misma de la
ciencia social. La existencia de los altos niveles de información hace
imposible, en el presente, la existencia de los “sabios enciclopedistas” o
“genios”; la especialización, necesaria en muchos aspectos, ha superado su
propia frontera y ahora la parcelación de la ciencia, en aras de una pretendida
“profundidad” ha dividido las disciplinas en múltiples ramas y subramas que
impide la comprensión y la visión del todo social. Se ha parcelado la ciencia y
el ser social mismo, hasta lograr una especialización de la ignorancia, que
convierte, en muchas ocasiones, la labor del científico social en algo
completamente inútil.
Para restituir el valor a la ciencia social, es necesario
volver a buscar la perspectiva de totalidad, donde se unas diferentes
disciplinas en pos de un crecimiento general e integral de las sociedades y del
ser humano. Trascendiendo en muchas ocasiones la dicotomía hasta ahora
establecida de historia y sociología, tal como lo planteó Lucien Goldman[23]. Es
pues la categoría de totalidad, la que puede permitir asumir el compromiso de
comprender nuestro presente, donde se halla la clave de comprensión del proceso
histórico mediante el cual se conformó nuestra mente e idiosincrasia.
La enseñanza de esta historia, asimismo, debe asumir el
compromiso de entender el dilema de los posmoderno sobre el tiempo simultaneo,
el cual, al parecer ya lo había abordado Einstein cuando planteó la
inexistencia del tiempo y el espacio absoluto, ya que en el fondo de la teoría
de la relatividad se encontraba el hallazgo de que toda medición del espacio y
del tiempo es subjetiva, es decir, depende del observador; las interacciones entre
los cuerpos, que hasta entonces eran atribuidas a las fuerzas gravitacionales,
se explican por la influencia de aquellos sobre la geometría espacio-tiempo[24].
El problema del tiempo también fue tratado por Bloch, es
un concepto modelado por una sociedad, donde se implanta un ritmo determinado,
según el desarrollo establecido en un momento de su desarrollo. No es lo mismo
el tiempo de un aborigen venezolano de antes de la llegada de los
conquistadores y colonizadores, al del siglo XIX, o al de principios del siglo
XX o el actual. El misterio del tiempo simultáneo de los posmodernos parece no
ser tan profundo cuando se aplican los principios de Einstein.
[1] Ponencia presentada en el VIII
Simposio Internacional de Historia de los Llanos Colombo-Venezolanos.
[2] Marx,
C. Y F. Engels (1973) Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista
e Idealista (I Capitulo de "La Ideología Alemana");
en: Obras escogidas, tomo I. Editorial Progreso: “Conocemos sólo una ciencia,
la ciencia de la historia. Se puede enfocar la historia desde dos ángulos, se
puede dividirla en historia de la
naturaleza e historia de los hombres. Sin embargo, las dos son inseparables:
mientras existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los
hombres se condicionan mutuamente”, p. 12.
[3] Freud
plantea que a través de un conjunto de métodos clínicos para la investigación
de la actividad síquica, aplicados a personas afectadas por perturbaciones
sicológicas puede tener efectos terapéuticos, cuyos datos utilizados
sistemáticamente conformaron la nueva disciplina científica, donde se plantea
que la neurosis surge cuando en un proceso mental con una intensa carga
afectiva no se puede descargar por las vías del conocimiento y la acción,
correspondiendo a la líbido la vida síquica de todo aquello que produce
placer en el ser humano. V:
Freud, S. (1971) Los sueños/ de Introducción al psicoanalisis. Navarra,
Biblioteca Salvat y la excelente compilación de Zolla, E. (1962) Antología del
psicoanálisis. México, editorial Hispanoamericana.
[4] Tipos
psicológicos por Carl Gustav Jung (1875-1961).
[5] El
desarrollo de las operaciones concretas de Jean Piaget (1896-1980) se
fundamenta en que las propiedades sicológicas de los seres humanos son
fundamentalmente biológicas, es decir que vienen predeteminada por la esencia
biológica del individuo, para lo cual se cumplían diversas fases o etapas en el
desarrollo evolutivo de las operaciones concretas hasta llegar a la formación de las operaciones concretas,
complejas de los seres humanos. V. Piaget, J. (1984). Psicología de la Inteligencia. Buenos Aires: Editorial Psique.
[6]
Propuestas de la construcción sociohistórica de la mente de Lev Semiónovich
Vigotski respecto al desarrollo psicológico determinado por las condiciones
históricas, sociales y culturales más que por el fenómeno puramente biológico,
será estudiada más adelante. Vigotski, L. S. (1989) El Proceso de Formación
de la Psicología
Marxista: L. Vigotski, A. Leontiev, A. Luria. Moscú:
Editorial Progreso, pp. 80-86.
[7] La
diferencia radica que lo multidisciplinario aborda un tema específico
desde diversas ópticas. Ahí se “yuxtaponen una serie de investigaciones sobre
un mismo objeto, según los diferentes enfoques de cada disciplina que conserva
su especificidad”. Así un problema será estudiado desde la visión histórica,
legal, sociológica, económica, según sean los especialistas que la estudien,
“sin que las disciplinas que se tratan resulten modificadas o enriquecidas”
(Mendel, G. 1970, Pour Décoloneiser L’Efant /Sociopsichanalhyse de L’Autorité,
París, UNESCO, Edt. Payot.; Canestri, Canestri, F. 1974, Instrumentos para el
Aprendizaje en Ciencias Sociales, Caracas, Agencia Musical999).
[8]
Mientras que en lo interdisciplinario, los especialistas intercambian
opiniones, datos e informaciones. Este es un “segundo nivel en el cual la
colaboración entre las diversas disciplinas conduce a verdaderas interacciones,
es decir, a una cierta reciprocidad en los intercambios, tal como si hubiera
habido un total enriquecimiento mutuo”. Aquí los especialistas confrontan e
intercambian conceptos, métodos y puntos de vistas de sus especialidades, lo
que permite ampliar y enriquecer la visión total del conjunto (Mendel, Ibidem;
Canestri; Ibidem).
[9]
Entonces se plantea avanzar en estas categorías epistemológicas. De ahí nace la
propuesta tansdisciplinaria donde es superada la visión de
interelaciones al plantear que debe existir “un sistema global total sin
fronteras estables entre las diversas disciplinas”. En la perspectiva
transdisciplinaria se llega a conjugar las ciencias a un nivel elevado de
abstracción, utilizando teorías y conceptos comunes a todas las disciplinas que
integran las ciencias sociales (Mendel, Ob. Cit.; Canestri; Ob. Cit.).
[10] V. Adamson, G. Posmodernidad y la lógica cultural del
capitalismo tardío/ Trabajo presentado en el XI Congreso del Hombre
Argentino y su Cultura "Debate sobre los modelos culturales a fines de
siglo". Cosquín, enero de 1997. Provincia de Córdoba, http://fuentes.csh.udg.mx/CUCSH/Sincronia/Adamson.htm,
consultada en junio 2003.
[11] V. Adamson, G. Ibidem.
[12] Citado por Adamson, G. Ibidem.
[13] V.
nota 1 y Marc Bloch afirma: “No hay, pues, más que una ciencia de los hombres
en el tiempo y esa ciencia tiene necesidad de unir el estudio de los muertos
con el de los vivos. ¿Cómo llamarla? Ya he dicho qué el antiguo nombre de
historia me parece el más completo, el menos exclusivo; el más cargado también
de emocionantes recuerdos de un esfuerzo más que secular, y por los tanto, el
mejor”. Bloch, M. (1986) Apología de la Historia o el Oficio de Historiador.
Caracas-Barquisimeto. Fondos editoriales Lola Fuenmayor y Buría (Coedición), p.
80.
[14]
HUGUET P., A. Las Tesis de Fukuyama sobre el Fin de la Historia.
[15] Fukuyama, F. “Seguimos en el fin de la historia”.
© The Wall Street Journal.
[16]
Carlos, M. (1975) El Capital/ Crítica de la economía política. México, Fondo de
Cultura Económica. 3 vols. Lenin,
V.I. (1986) El imperialismo fase superior del capitalismo. Moscú, editorial
Progreso.
[17] Bloch, Ob. Cit., p. 54.
[18] Marx, Discurso Pronunciado en
la fiesta del aniversario del "People's Paper", publicado el 19 de
abril de 1856; en: Obras escogidas, tomo I, p. 514.
[19]
Vigotski, 1989, Ob. Cit., p.
80.
[20] Ibidem, p. 94.
[21] Ibidem, p. 136.
[22] Bloch, Ob. Cit., p. 78.
[23] La afirmación de Goldman plantea, al
igual que Marx y Bloch, la existencia de una sola ciencia social: Todo hecho
social es un hecho histórico, y a la inversa. Por consiguiente la historia y la
sociología estudian los mismo fenómenos, y si cualquiera de ellas capta un
aspecto real, la imagen que da de él tiene que ser parcial y abstracta, sino
está completada por los aportes de la otra. Pero la transformación de abstracto
en concreto no se obtiene adicionando dos imágenes parciales. No se puede obtener
un conocimiento real de los hechos humanos reuniendo los resultados parciales y
deformantes de una sociología cosista o psicologista con los de una historia
política o simplemente positivista. El conocimiento no es una suma sino una
síntesis de abstracciones justificadas. En el caso que hablamos, como las
abstracciones no están justificadas, su síntesis es imposible. No se trata,
pues, de reunir los resultados de la sociología y d ela historia, sino de
abandonar toda sociología y toda historia abstractas para llegar a una ciencia
concreta de los hechos humanos, que solo puede ser una sociología histórica o
una historia sociológica”, Goldman, L. (1958) Las ciencias humanas y la
filosofía. Buenos Aires, Edic. Galatea Nueva Visión, p. 9.
[24]
Albert Einstein: Mi visión del mundo. Barcelona-España, Fábula Tus Queso
Editores, 2000.
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