martes, 4 de marzo de 2014

Económia y Sociedad de la Mision de Cojede (1700-1820) I por Armando González Segovia


Armando González Segovia


Tomado de Armando González Segovia. Historia Social de Cojede Un Pueblo de Misión en los Llanos Occidentales de Venezuela. 1530-1820. Trabajo de Grado para optar al Título de Magíster Scientiarum en Historia. Barquisimeto, Universidad Centro Occidental “Lisandro Alvarado”-Universidad Pedagógica Experimental Libertador/Instituto Pedagógico de Barquisimeto “Luis Beltrán Prieto Figueroa”, Programa Interinstitucional de Maestría en Historia UCLA-UPEL-IPB. Maestría en Historia de Venezuela, 2006. Capítulo V.


1. Primeros Europeos en las riberas del río Cojedes


Nicolás Federman y sus ejércitos representan las huestes armadas de la Capitulación Welser, por ello se debe abordar el tema más allá de la sola comprobación de la presencia europea, llegando a la causa de la conquista, que no fue otra que la búsqueda de riquezas minerales que permitieran enriquecer sus arcas sin importar el medio. Se utiliza la versión realizada por Juan Friede bajo el título Historia Indiana[1], considerada por Angelina Lemmo[2] como la mejor traducción al castellano.
Para el estudio causal del fenómeno se utiliza, asimismo, la carta que Antonio Naveros —como Contador Real— y Alonso Vázquez de Acuña al Rey[3] sobre la primera “entrada” hecha por Federman, la cual fue publicada en el mismo volumen donde se encuentra la Historia Indiana.
En el Libro Común de los años 1529 a 1538 se hacen referencias a los flujos de caja para la época del viaje de Federman[4]. Consultamos, asimismo, el Juicio de Residencia a Nicolás Federman, realizado en 1538[5], comparando los materiales estudiados a través de la crítica histórica.
La explotación social a estas tierras se inició con la llegada de Federman en 1530-1531, quien vino con una carga de violencia de la cual el mismo dejó testimonio. Refiere Nicolás Federman que el 10 de diciembre de 1530 “...mientras pudimos, seguimos nuestro viaje hasta caer la noche, por un valle entre dos montañas a lo largo del gran río llamado Coaheri...”[6]. Esta es la primera noticia que se tiene hasta la ahora sobre una visita al río Cojedes, escrita por un europeo. Pasó por las aldeas indígenas de Tohibara, Curahy, Cazaradadi, Curahamara, Itabana, Corahao.
El sitio referido debe situarse en los cerros al pie de monte, entre la montaña de El Altar hasta donde está San Rafael de Onoto y Apartadero. Luego llegó a la llanura y acampó con su tropa “en una altura desde la cual se podía ver la sabana y a los hombres que enviase”. No especifica la orilla del río en la que se hallaba, ni otro indicio de posible ubicación geográfica, lo que hace difícil determinar el lugar donde se encontraba.
Desde donde estaban los conquistadores pudieron observar “humaredas desde muchos lugares de la montaña vecina”[7], de donde se infiere que fueron vistos por los habitantes, quienes por medio de estas hogueras, se avisaban mutuamente y se prevenían entre sí.
Había una fluida comunicación, por medio del humo, no solamente para estos casos “sino posiblemente para transmitir otros mensajes en un lenguaje cifrado en la cantidad, coloración, frecuencia, interferencia, etc., a que es susceptible la fumicomunicación”, como lo señaló Francisco Tamayo[8].
En ese momento comenzó el enfrentamiento entre dos sociedades con desigual desarrollo. Los europeos que venían con caballos, lanzas, arcabuces y perros de presa contra la técnica aborigen: el arco, la flecha, la lanza, entre otros. Cuando los soldados de Federman regresaron e informaron sobre un pueblo donde los habitantes “estaban reunidos, como suelen hacerlo en tiempo de guerra, y con buenas guardas y armamentos”[9], consideraron los europeos que no estaban en condiciones y número suficiente para atacarlo, los caballos generaban terror y hacían más daño que 50 de a pié[10].
Este fue el inicio del enfrentamiento de clases sociales entre quienes habían vivido en igualdad de circunstancias y los europeos con sus ejércitos, donde los caballos y los perros de caza fueron utilizados en el sometimiento violento de los aborígenes “podían ser fácilmente cazados por los jinetes” europeos, según testifica el mismo conquistador.
Otro conquistador que llegó a estas tierras en el siglo XVI fue Phillipp von Hutten, aparece en algunas obras como Utre o Dutre, de los welser o belsares, visitó estas tierras hacia 1535. El texto fue escrito en 1538, por el mismo Hutten y publicado por primera vez en 1785 y la traducción utilizada es la realizada por Federica de Ritter[11]. Se trata del manuscrito del “Informe de la India”, después que el Gobernador Jorge Spira envío a su gente para que le esperaran en Barquisimeto, pasa por el “valle de las Damas”, “Warickissimeto” (Barquisimeto), de allí a “Hackarigua” (Acarigua) desde donde partieron el 8 de octubre[12], llegaron a Conaio, Coharabischan[13].
El 4 de enero de 1536 llegaron a Moabesú, pasando los pueblos indígenas de Casirara y Therobaio, pasando luego a un pueblo llamado Ithibona, donde el gobernador decidió dejar a los cristianos enfermos para que se recuperaran y después siguiesen porque había perdido mucho tiempo llevándolos consigo[14].
El topónimo de Ithibona, corresponde al mismo Itabana que cita Federman, donde entró el 9 de enero, este sitió debió ser de resaltante importancia, pues lo consideró seguro para dejar allí a 150 hombres a pie y de 49 de a caballo, lo cual implica un pueblo con suficientes provisiones para mantenerlos, con un mínimo de seguridad que garantizarían los hombres de a caballo, mientras que Coniao puede ser el mismo Coroao referido por Federman.
De allí pasó a Weykyma, Hobobacoa, Hobobar, Ibaraima, Wababia, Duckerima, Hukiribocoa, Checherobacoa, Barahorabo, entre muchos otros lugares. Las reflexiones sobre estos sucesos conducen a pensar en factores que clarifican lo conocido en la historia colonial de la zona de estudio, donde no se había citado como antecedente la visita de Federman, obviando la presencia de Hutten en 1536.
En el texto del Repartimiento de las encomiendas hechas por Juan de Villegas en Nueva Segovia de Barquisimeto en el año 1552, donde algunas tenían posesión que lindaban con el “río Cohede” o Cojedes[15]. Entre las que se hallan las posesiones de Luis Narváez, Francisco López de Triana, Sancho Briceño, Bartolomé de Hermosa, Pedro Fernández y Pedro González, quienes generalmente tenían un mayordomo o “calpisque” que vivía en la encomienda, mientras el señor encomendero habitaba en los pueblos, villas o ciudades de españoles. Las encomiendas eran otorgadas como Merced Real, en pago a los servicios en favor de la colonización.
Estas encomiendas duraban legalmente “una vida”, luego los herederos hacían una serie de trámites legales y solicitaban la prórroga por “otra vida”. Generalmente una encomienda se prolongó por tres o cuatro “vidas” sucesivas. Entre las encomiendas que lindan con el río Cojedes, se encuentran:
1. Capitán Luis de Narváez: “... en los llanos el prencipal conocaburuco caquetío que de su pueblo se llama todariquiva bebe (vive) de cohede con sus sujetos”[16].
2. Vecino al regidor Francisco Sánchez: “... en los llanos el prencipal aymamare que su pueblo se dice parapara cerca cohede con sus sujetos”[17].
3. Sancho Briceño: “...en los llanos el prencipal caguaritedi cerca cohede con sus sujetos”[18].
4. Bartolomé de Hermosa: “...en los llanos el prencipal cacaraburaro cerca cohede”[19].
5. Pedro Fernández: “...en los llanos la gente del prencipal curimacoa cerca cohede”[20].
6. Pero (Pedro) Fernández: “... en los llanos el prencipal caguaretedi hijo del prencipal bargadoto cerca de cohede con sus sujetos”[21].
7. Pedro González: “...en los llanos cerca cohede el prencipal Bargadato e sus sujetos”[22].
En este mismo documento se encuentran las ordenanzas de Villegas para estas encomiendas, donde se halla la siguiente referencia “...en los llanos el prencipal guacahoba cerca de cohede con sus sujetos los cuales dijo le proveía y proveyó por la forma y orden que los demás encomendados”[23]. Pedreáñez Trejo relata que “el Capitán Juan de Villegas registra en sus ‘ordenanzas’ el nombre del cacique de alguna tribu de los Llanos, ‘el principal Guacahoba cerca de Cohede’, demostrando que la parte occidental del actual estado Cojedes, en dicho año (1552) ya había sido penetrada por los conquistadores[24].
La debilidad del planteamiento de Pedreáñez radica en que se fundamento en la antología de Santos Rodulfo Cortés[25], donde no está inserto el documento completo de reparto de las encomiendas de Barquisimeto, éste se encuentra íntegro en las “Doce tablas de Barquisimeto”, aquí citada.
Estas referencias son inobjetables para clarificar el proceso de conquista y colonización en Cojedes y se convierte en un deber su estudio exhaustivo para la comprensión del pasado colonial en el Estado, así como la evaluación de las encomiendas como parte del proceso de imposición colonial en esta porción geográfica.


[1] FEDERMAN, Nicolás. Historia Indiana (Viaje de 1530-1531); en: Descubrimiento y Conquista de Venezuela, t. II, Caracas, Academia Nacional de la Historia, col. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, Nº 55, 1962, pp. 153 – 250). La primera traducción fue venezolana FEDERMAN, Niklaus. Narración del primer viaje de Ferderman a Venezuela (1530-1531) Traducción y notas de Pedro Manuel Arcaya. Caracas, Litografía y Tipografía Comercio. 1916, 135 p. Hay otra versión argentina FEDERMANN, Nicolás. Viaje a las Indias del Mar Océano (1530-1531)/ Traducción y notas de Nélida Orfila. Buenos Aires, Editorial Nova, 1945, pp.167.
[2] LEMMO, Angelina. Historiografía Colonial de Venezuela. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1983, p. 42.
[3] NAVEROS, Antonio y Alonso Vásquez: Carta al Rey, en: Descubrimiento y Conquista de Venezuela, Op. cit. , 1962, t. II, pp. 274-312.
[4] ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. El Primer Libro de la Hacienda Pública en Venezuela, 1529-1538. Caracas, Economía y Finanzas de Venezuela, 8, 1984.
[5] AUDIENCIA REAL: Juicio de Residencia que tomó el doctor Antonio Navarro por Comisión de la Audiencia Española a Nicolás Ferderman teniente de Jorge Espira, y Notificación que hicieron de estos autos al dicho Jorge Espira y el cabildo; en: ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Juicios de Residencia en la Provincia de Venezuela, I Los Welser, Caracas, A.N.H. El Juicio a Federman se halla en las páginas 172-213, 1977.
[6] FEDERMAN, Nicolás. Op. cit, 1962, p. 195.
[7] Ibid., p. 196.
[8] TAMAYO, Francisco. El Color de la Tierra. Caracas, Ediciones del Congreso de la República, 1987, p. 39.
[9] FEDERMAN, Nicolás. Op. cit, 1962, p. 197.
[10] “...Además, el pueblo estaba situado en la montaña y en un lugar donde se podía utilizar caballos, y no teníamos bastante fuerza para atacar a los naturales o indios en el pueblo o aldea, sin contar con la ayuda de aquellos. Pues uno de a caballo, allí donde era posible usarlo, hace más (daño) entre ellos y les inspira más miedo que cincuenta de a pie”, Ibid.
[11] Diario y Cartas de Felipe de Hutten en: Descubrimiento y Conquista… Op. Cit., 1962, pp. 339-402.
[12] Ibid., p. 355.
[13] Ibid., p. 356.
[14] “El día 9 entramos en un pueblo ITHIBONA; allí el gobernador decidió dejar atrás a los cristianos enfermos para que se recuperaran y luego le siguiesen pues hasta ese momento había perdido mucho tiempo por llevarlos consigo; por lo tanto dejó allí a 150 cristianos y 19 caballos, ya que en aquellos alrededores había muchos pueblos y alimentos; dejó con ellos como capitanes a SAMO DE MARTHA y a Mister ANDREA, y también a su prefecto preso provisto de grillos. Ordenó a los mencionados capitanes que se le uniesen con los cristianos que dejaba, tan pronto como fuera posible; pero ellos no cumplieron con esta orden, por lo cual perdimos todo el fruto de nuestra larga y penosa expedición. Con los demás, o sea, 150 hombres a pie y de 49 de a caballo, el gobernador salió de ITHIBONA”, Ibid., p. 357.
[15] ARCHIVO DE INDIAS DE SEVILLA, sección Patronato, estante 144, caja 1, legajo 17, año 1552; de este documento se halla una copia en la Academia Nacional de la Historia y fue publicado por VILLEGAS, Juan de. Las doce tablas de Barquisimeto/ Texto de las encomiendas repartidas en Barquisimeto en el año de su fundación por el propio fundador don Juan de Villegas; en: Gabaldón Márquez, Joaquín (1954). Fuero Indígena Venezolano (Parte I: 1552-1781). Caracas, Ministerio de Justicia, 1954, pp. 45-96.
[16] Ibid., p. 54.
[17] Ibid., p. 60.
[18] Ibid., p. 65, 66.
[19] Ibid., p. 66, 67.
[20] Ibid., p. 67.
[21] Ibid., p. 72.
[22] Ibid.
[23] Ibid., p. 86.
[24] PEDREÁÑEZ TREJO, Héctor. Op. cit., 1982, p. 35, 36.
[25] RODULFO CORTÉS, Santos. Antología Documental de Venezuela 1492-1900. Caracas, Editorial Pregón, tercera edición, 1971.
 



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