Maestra o Maestro Sí, Facilitador o Facilitadora NO
Armando González Segovia
(Publicado en las revista
Luxes.
Barquisimeto, Nº 6,
julio-agosto, 2005)
El maestro brasileño Paulo Freire tituló uno de sus últimos libros “Profesora
sí; tía nao, cartas a quen ousa enseiñar”; cuya edición castellana se tituló
solamente con la última frase del título original “Cartas a quien pretende
enseñar”[1].
Alude a una realidad vivida en Brasil donde a las maestras se les comenzó a
llamar Tías, alegándose el
sentimiento filial que implica el acto educativo, pero cuyas connotaciones
trascienden ese planteamiento superficial para ocultar una realidad: La pérdida
de legitimidad e identidad del docente, bajo un adjetivo que oculta su
verdadera función social.
Muchas veces aceptamos, de buenas a primeras, sin un análisis exhaustivo,
los lineamientos impuestos a través de los organismos gubernamentales y que
tienen, por consiguiente, una poderosa carga ideológica que mancilla la esencia
misma del docente. Haremos objeto de estudio el adjetivo “facilitador”,
impuesto al educador venezolano desde hace relativamente poco tiempo en
oposición al tradicional “docente”, “profesor” o “maestros”. Así el escudriñar
con curiosidad epistemológica comprenderemos lo que se esconde detrás de ese
intento, que por lo demás la práctica lo develó como inútil.
Facilitador o facilitadora proviene de facilitar –como
se deduce sin mucho esfuerzo mental–; y facilitar
se origina de fácil, del latín facilis, cuya definición en primera
acepción es: “Que se puede hacer sin mucho esfuerzo”, mientras en su quinta
acepción: “Dicho de una persona: Que con ligereza se deja llevar del parecer de
otra”, según la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia de la
Lengua[2]
(DRAE); claro la academia se apresura en aclarar que esa quinta acepción está
en desuso y que era utilizada en un sentido peyorativo.
Después define: 1) facilidad, 2) facilillo, lla; 3) facilismo, 4)
facilitación, 5) facilitador, ra, donde plantea su utilización en Cuba,
Honduras y Venezuela, con dos acepciones, la primera como: “Persona que se
desempeña como instructor u orientador en una actividad” y la segunda,
solamente utilizada en Venezuela como “Profesor o maestro” (DRAE).
De allí surgen varias interrogantes: ¿Cómo una organización que se
caracteriza por la lentitud en los procesos de admisión de palabras, se
apresuró por definir como sinónimo de maestra o maestro a “facilitador”? y más
aún nosotros maestros, maestras o profesores ¿Cómo no se nos ocurrió ni
siquiera buscar la raíz del adjetivo que se nos quería imponer, donde se
planteaba “Que con ligereza se deja llevar del parecer de otra”?.
Los adjetivos dados a los maestros o profesores de Tía o Tío en Brasil y
facilitador o facilitadora en Venezuela, plantea en el fondo un sutil discurso
político que desvirtúa la esencia de la enseñanza como proceso de lectura
compartida del mundo, donde el que enseña aprende y quien aprende enseña.
Por una parte, hace parecer la profesión
de formación integral, como que ese estudio no es necesario o, en el mejor de
los casos, accesorio. Porque la docencia implica principalmente formación,
mientras que para ser tíos o tías, solamente hay que esperar que un hermano
tenga un hijo. Igualmente para ser “facilitador”, tampoco se necesita mucho
esfuerzo, porque su raíz deviene del adjetivo “fácil”. Esta desvirtuación
conlleva a confundir el proceso de amorosidad del acto educativo, volcándolo
contra el docente, quien no debe asumir, en estas circunstancias posturas
críticas.
No se puede dicotomizar el acto educativo al docente. Este intento de
cambiar el nombre al docente implica también coartar su derecho a pelear o a
hacer huelga por malas pagas, o por derechos adquiridos. Se debe, en
consecuencia, desmantelar la trampa del maestro o maestra como “facilitador”,
ya que su oficio es una digna profesión, poniendo en evidencia esta trampa
ideológica que descansa en la falsa identificación e identidad del docente,
como profesional que merece respeto, ya que a su cargo tiene, nada más y nada
menos, que formar los niños y jóvenes que serán los líderes de este país en el futuro.
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