Aproximación al Método en la Historia Militante y Disidente: La Totalidad Concreta
Armando González Segovia
Una
primera versión fue publicada en:
CONHISREMI,
Revista Universitaria de Investigación y Diálogo Académico.
Vol. 4, No. 2,
2008; véase: httpwww[1].iuttol.edu.veColaboración A_González.pdf.
I
Filosofía y Ciencia Revolucionaria
La
filosofía y la ciencia, al igual que la producción es un instrumento
esencialmente político, quiérase o no; y a la concepción tradicional es
necesario anteponer la proposición de Antonio Gramsci de una filosofía y una
ciencia práctica donde las mayorías se conviertan en líderes y gestores de su
propio futuro. Quien no asume posición, ya de hecho tiene una, así sea la
omisión y el silencio cómplice. Por este motivo no se trata aquí de posiciones
cientificistas “puros”. Nos declaramos como científicas y científicos sociales,
políticos y condicionados por un alto valor de motiva nuestra conciencia: Las
grandes mayorías hasta ahora desposeídas, despojadas y explotadas de diversas
formas, desde la llegada de los europeos a estas tierras denominadas como
América. En estas notas se intenta bosquejar algunas ideas para pasar de “artesanos
del hacer a escribientes del saber”, a través de la propuesta del Método
de la
Totalidad-Concreta.
Filosofía
y ciencia, en nuestro caso la ciencia de la historia debe abandonar el plan
interpretativo para convertirse en gesta transformadora/transustanciadora[1], lo que puede sonar, sin
Marx, a una traición con el plan de historiador, porque hasta ahora no existe
una propuesta más completa para el estudio social que la realizada por Marx. El
ser humano es, en cuanto social, creador, inventor, productor, es decir
transustanciador de lo natural a una nueva realidad y el sentido de la historia
va hacia el porvenir como apertura de posibilidades infinitas de creación de
nuevas realidades, no en el estatismo sino hacia el movimiento complejo y
contradictorio, hacia la novedad. Inventemos pues nuestro propio método y
nuestra propia manera de hacer ciencia social donde se superen los enfoques
unilaterales, mecanicistas, logicistas y unicausales de los fenómenos
históricos y se rompa la dicotomía historia-sociología/ sociología-historia.
Una ciencia donde lo importante es crear, inventar, construir esa nueva
realidad de porvenir más justa y equilibrada en beneficio de las mayorías hasta
ahora excluidas, como forma de acercarnos a nuestra realidad desde una senda
científica propia, como alertaba el Maestro Ramón Tovar:
“Estamos obligados a crear nuestra propia ciencia. Ella
debe respetar nuestra especificad; reconocer nuestra individualidad zonal y
orientada desde las directrices que se extraigan con nuestra ciencia social. El
papel histórico del saber científico está cambiando, en nuestro tiempo es el
“saber social” al que corresponde el rol fundamental. Justo es reconocerlo que
ya andamos por estos senderos; pero la realidad al rebasar al conocimiento
científico lo ha puesto en indiscutible estado de crisis”.[2]
Toda
ciencia es un conjunto organizado sistemáticamente para la comprensión del
universo. Más no existe una que pueda ser válida universalmente para todo
tiempo y momento. Son meras aproximaciones según los avances que cada época y
momento histórico tenga. Nuestra ciencia no es hoy día igual a la del siglo XV,
XVI, XVII, XVIII o XIX. No. Pero tampoco lo es hoy para quienes creen en el
poder y la riqueza debe estar y ser disfrutado por uno pocos, y quienes creemos
en una distribución más justa y equitativa de los mismos. Por ello, la ciencia,
el método y la tecnología no son neutros, objetivos ni apolíticos.
Se
afirma que ciencia es el proceso mediante el cual se genera conocimiento
científico, esto es donde existe un sujeto cognoscente sobre un objeto
del conocimiento bajo determinadas condiciones y estructuras previamente
determinadas para poder generar este conocimiento. Bajo esta premisa conviene
preguntar ¿Quién y para qué se hace ciencia? Se reduce a un grupo que se forma
con un conjunto de procedimientos especializados donde se excluye a las grandes
mayorías. Esta concepción tradicional es contraria al planteamiento de Gramsci,
para quien el conocimiento y la condición de intelectual puede ser alcanzada
por cualquier persona, premisa que abre la posibilidad de afirmar que también
todas las personas pueden alcanzar el status de científicos, cuando se le
brindan la oportunidad y la formación necesaria. Y esta debe ser la función del
científico revolucionario: crear una filosofía y una ciencia práctica y útil a
la vida que pueda ser alcanza por las grandes mayorías.[3]
Para
ello la base epistémica debe cambiar, la lectura de ciencia no debe ser de un
sujeto que conoce sobre un objeto del conocimiento. No. La ciencia
revolucionaria debe realizarse en comunidades o sociedades que juntos
investigan, leen y conocen la realidad social sobre la cual se conformaron y
les afecta en la actualidad. No debe ser una ciencia que hacen determinadas
personas sobre una comunidad, por o para una sociedad;
sino que debe ser una ciencia hecha y construida con la comunidad o la
sociedad que estudia. Estas son preposiciones que indican subordinación de las
comunidades a los científicos: sobre ubica al científico encima de
ellas; por y para indica una relación de pasividad con relación a
la investigación y al conocimiento que se genera.
Esta
ciencia tiene una impronta indiscutible en los marxistas venezolanos[4] que se dedicaron al estudio
de los procesos sociales: Salvador de la Plaza, Gustavo Machado, Rodolfo
Quintero, Manuel Matos Romero, Héctor Malavé Mata, Armando Córdova, Héctor
Silva Michelena, Miguel Acosta Saignes, José Pío Tamayo, entre otros, e
indiscutiblemente de Federico Brito Figueroa, quien en el último libro
publicado en las postrimerías de su vida legó el concepto de “Historia
disidente y militante”,[5] asimismo de las propuestas
de Orlando Fals Borda sobre la necesidad de crear una ciencia propia que
trascienda el colonialismo intelectual[6] o la colonización
epistemológica como lo sostiene Anibal Quijano.
La
ciencia la histórica disidente y militante se puede definir como el
conocimiento sistemático de los procesos socio-históricos que busca la
transformación-tansustanciación política en beneficio de las grandes mayorías
hasta ahora desposeídas.
Esta
es una ciencia subversiva, comprometida con las grandes mayorías desposeídas
que asume la liberación de los pueblos como fundamento ético, como vía de
llegar a la vocación ontológica de los seres humanos: ser cada vez mejor. Es
una ciencia que no oculta detrás de una pretendida objetividad y neutralidad,
la complicidad con los sistemas opresores establecidos, por este motivo es una
ciencia profundamente política que tiene por finalidad la revelación de las
estructura de poder en lo económico, social, político, educativo, geográfico,
ideológico, cultural, mental, en el sexo, las mujeres, el miedo, la familia, la
prisión, el imaginario, la locura, la música, entre otros temas.
Se
basa en el principio del estudio de las contradicciones de clases, como motor
de la historia, en modos de producción, formaciones económico-sociales y formas
específicas de producción, categorías que se imbricaron en situaciones
concretas. Estudia la formación del Estado en cuanto ente organizador de la
sociedad de clases, la formación de las naciones y los nacionalismos como
identidades políticas.
Aunque
la neutralidad científica no existe más allá de las clases sociales que las
ostentan y disfrutan y, por lo tanto, resulta imposible hacer una ciencia
neutra, apolítica, en una sociedad de clases sociales, es un deber de todo
investigador mantener una alta posición ética con respecto al procesamiento de
los datos. No se debe mentir, falsificar o inventar datos para una
investigación. Esto está reñido con el principio ético de la ciencia
histórica-social a beneficio de las mayorías.
Un
sistema que no puede ser abordado desde una sola disciplina sino que debe
romper las barreras creadas precisamente para opacar esta percepción de
totalidad-universalidad. Ciertamente debe conocerse, en una primera
instancia para distinguirlos, conocerlos, comprenderlos, pero sobre todo con la
intencionalidad de trascenderlo, transformarlos y transustanciarlos para crear,
inventar nuevas realidades sociales donde exista la menor explotación y
opresión posible. Ese es el compromiso en una sociedad de clases, donde la
ciencia y la técnica esgrimen el sentido de la clase social que la creó,
sustenta y financia.
A la
pregunta ¿Es posible un ciencia para la acción-transformación? Respondemos con
esta propuesta metodológica que no tiene pretensiones de manual, sino de
organización y sistematización de más de veinte años de experiencia colectiva
por estas sendas de la ciencia rebelde y revolucionaria, en búsqueda de una
mayor satisfacción del pueblo donde las escalas de estimación y los criterios
debe diferir de las presentadas por los modelos de ciencia que están al
servicio de los grandes poderes económicos y sociales y del colonialismo
intelectual contra el que nos declaramos en rebeldía académica, política y
social.
Esta
ciencia es y debe estar al servicio de las grandes mayorías, venciendo el
planteamiento divisorio y dicotómico de teoría-práctica. Para nosotros toda
teoría revolucionaria, todo trabajo conlleva una postura también práctica y un
compromiso con las comunidades que son en primera instancia las aludidas y a
quienes se les debe la realimentación de las investigaciones que debe ser
realizadas desde su mismo seno rompiendo también la división pueblo/mayorías
vs. academia/ciencia; porque la ciencia y la academia deben estar al servicio
de las mayorías del pueblo para asumir los grandes valores de la libertad, la
justicia y la igualdad.
Porque
nuestros trabajos tiene un sentido práctico y político actual que puede y debe
traducirse en acción, construido y comunicado, en franco diálogo, con las
comunidades, a nivel de las localidades, comunidades, regiones en función de la
discusión y organización del pueblo. En la sola academia dichos estudios, por
brillantes y avanzados que sean, no pasarán de ser letra muerta entre las
montañas de libros que se producen, en consecuencia el compromiso es avanzar
hacia el periódico, la cátedra y el pueblo,[7] para brindarle la
oportunidad y elevar su nivel a la condición de intelectual –como sugería
Gramsci– en la lectura de las realidades que nos circundan y nos aquejan,
teniendo cuidado de no caer en subestimación de las posibilidades presentes
para crearse, recrearse y readaptarse, porque una mala y errónea concepción del
pasado ha llevado a proyectar ese error al futuro, motivo por el cual no
solamente es necesario una revisión del presente sino del pasado que ha sido
presentado, para descubrir y redefinir ese pasado, el presente y el futuro.[8]
II
El Método de Totalidad Concreta
Esa
intencionalidad se plasma en la concreción y presentación de un método de
estudio de los procesos históricos sociales de corta, mediana o larga duración
–siguiendo la propuesta braudeliana[9]–, sintetizando una diversidad
de métodos, fundamentalmente bajo la teoría marxista. Esta propuesta
metodológica se ha denominado como el Método de Totalidad Concreta,[10] cuya función es
comprender el problema, guiándonos ante el aparente caos de los datos y
fenómenos y de los pre-juicios personales, en la ciencia de la historia.[11]
Estas
son las líneas de esa nueva ciencia que se propone, donde la totalidad como
categoría no implica abordar todos los aspectos, sino la comprensión de la
dinámica social del cambio y la permanencia de elementos relevantes. La
totalidad es construir a través del estudio analítico. La totalidad constituye
la proyección de lo universal sobre las necesidades y problemas estudiados,
percibido a través de la observación, construcción y estudio de lo concreto que
genera una síntesis de diversos elementos que le integran mediante una
cambiante dinámica específica.[12]
La
intencionalidad de la categoría de totalidad pretende conseguir la síntesis de
abstracciones justificadas que vence la dicotomía generalidad-particularidad,
donde esta totalidad puede resolverse a través de diversos subconjuntos, donde
algunos pueden ser principales en un momento y secundarios o terciarios en
otros; donde un conjunto puede llegar a ser subconjunto de otro o a la inversa,
porque en la realidad no existen hechos aislados sino relaciones. La realidad
no está como algo dado o predeterminado, sino como una posibilidad de construir
un conocimiento de esta realidad, partiendo de un problema específico.
Percibiendo entonces el todo como relativo, en movimiento permanente; en
procesos que cumplen etapas en espacios determinados, que se sustenta en las
relaciones e interrelaciones y síntesis del registro de necesidad social.[13]
Sociedad-naturaleza
conforma la totalidad donde la cultura, como creación humana será la encargada
de superar las contradicciones antagónicas existentes, donde los estudios
históricos determinan la ciencia de los seres humanos como hacedores de
cultura, a través de la creación de medios de vida social, generando una
diversidad dentro de la unidad, donde la parte oscila en el vaivén del todo y
el todo se puede percibir en las partes que lo integran, pero a su vez, la
totalidad no es la suma mecánica y desintegrada de las partes sino su síntesis
manifestada en una serie de abstracciones justificadas y articuladas entre
ellas constituyendo un todo abierto y en constante movimiento y transformación
espoleado por sujetos cognoscentes y transformadores.
El ser
humano en cuanto social, es un ser político capaz de intervenir, mediar
y decidir acerca de su destino, el libre albedrío que refieren las sagradas
escrituras, que no se reproduce en la unilateralidad sino como totalidad
manifestada en el movimiento permanente de la sociedad.
El método
científico, surge etimológicamente del griego: meta que indica
hacia, a lo largo; y odos que alude a camino; en consecuencia método
señala “camino hacia el conocimiento”, pudiéndose esgrimir múltiples
definiciones del concepto. Puede señalarse como primer acercamiento: Un
conjunto sistemático de procedimientos prefijados con antelación respondiendo
interrogantes, con la finalidad de construir conocimientos válidos críticamente
mediante instrumentos de estudios confiables para realizar mediante la
abstracción generalizaciones que permitan resolver problemas semejantes en el
futuro.
¿En
qué consiste el Método de la Totalidad-Concreta? Parte del fundamento
teórico del marxismo como categoría de estudio social, donde se trasciende los
niveles ontológicos de la explicación y comprensión hasta poder hacer útil ese
conocimiento en las situaciones vividas, es decir la
transformación/transustanciación que se refería Marx en las Tesis sobre
Feuerbach,[14]
y que March Bloch planteó como base de toda ciencia que sea útil, tarde o
temprano, para una vida mejor,[15] donde lo importante no es
la comprensión por lo que significa de por sí, sino como un paso importante
para la transformación/transustanciación.
Aquella famosa frase de Bloch donde establece que
lo importante es comprender que no juzgar, se riñe con la anterior afirmación
de que cualquier ciencia debe ser útil tarde o temprano, porque la última
define acción; mientras que la historia
comprensiva muestra una clara
influencia de la sociología comprensiva que Max Weber (1864-1920) desarrolló a
partir la filosofía alemana de profundo arraigo en él, como establece Anthony
Giddens,[16] después de Weber se han realizado diversos aportes
a esta categoría de sociología comprensiva, todos aceptados en cuanto no tocan
ni cambian la realidad.
Es por
lo tanto historia compromiso, es académica y política en la más amplia
acepción del vocablo y por tanto claramente situada con las grandes mayorías
explotadas y oprimidas, porque entiende que la etiología de la historia es el
poder, ya sea manteniéndolo o subvirtiéndolo, promoviendo la discusión y el
debate que generen diálogos sobre temas de actualidad ante los constantes
cambios que generan en Latinoamérica para el control de ese poder.[17]
En
este sentido, Manuel Moreno Fraginals y Joseph Fontana han señalado esta
función social de la historia desde sus inicios ligados a la justificación del
estado monárquico señalando valores determinados que identifican con el pueblo;
para el primero la historia es un elemento fundamental para mantener el poder
“creado por un determinado régimen de producción” al igual que el derecho o la
teología sólo que la historia escrita es más peligrosa que las antiguas formas
religiosas a las que pretende sustituir o complementar porque “los mitos
históricos no corresponden a la mentalidad primitiva si no se cotizan en el
mercado de las ideas como productos modernos y científicos”.[18]
Fontana
por su parte define que la historia se encarga de legitimar el orden
establecido, porque “…Nunca ha habido un régimen corrupto ni una
dictadura tan feroz que no haya podido contar con un coro de historiadores bien
alimentados para contar su genealogía y sostener que representan la culminación
de la historia patria, o incluso de la universal”.[19] Muchas veces se asumen de
forma enmascarada, trasmitiendo patrones de estabilidad social a quienes están
en el poder, donde cada institución que acompaña una identidad propia con
pasado social donde se forman y mantienen representaciones colectivas de una
tradición que los explica y justifica. Todo historiador o historiadora sustenta
su trabajo en una teoría, un pensamiento, que orienta su trabajo y que son
subyacentes al proyecto social que el historiador, conciente o
inconscientemente, sustenta con su oficio.[20]
La
función política de la historia en América latina y en Venezuela, ha sido de
servir al poder establecido, con los conquistadores europeos llegaron los
Cronistas de Indias quienes justificaban la acción del Estado metropolitano
europeo en estas tierras; con la República los historiadores que descalificaron
aquella para validar ésta; y cada momento ha tenido su amanuense que valida los
principios gubernamentales. No ha habido historia neutra, inocente ni
apolítica.
Desde
la escogencia del tema ya existe una intencionalidad política, se esté
consciente o no de ello, y constituye un paso fundamental para el método. Este
tema debe ser atractivo y apasionante a quien lo estudia. Debe generarle
preocupación por conocerlo a fondo. De esas inquietudes surgirá un problema a
ser estudiado. Esta es la fase o etapa de definición del tema-problema, de
formulación de hipótesis como guías de acción y búsqueda, nunca como pre-juicio
o condicionamiento a lo estudiado. Es una visión a la totalidad, a partir de un
problema específico y clave. Esta historia-problema es:
“…la que plantea problemas e hipótesis de manera
permanente para continuar avanzando en la reconstrucción de realidades
desaparecidas o aparentemente desaparecidas, y en la comprensión de las
realidades presentes, incluyendo aquella en la que cotidianamente está inmerso
el propio historiador como sujeto-objeto el quehacer histórico. No me refiero,
desde luego, a la meramente descriptiva circunscrita al documento”.[21]
De
esta manera se proponen una serie de hipótesis de construcción o interrogantes
a ser investigadas mediante un conjunto de datos empíricos e información que se
ha procesado en torno al tema desde diversas ópticas teórico-metodológicas
(historiografía). De esta forma el historiador construye su objeto de estudio:
Procesa la información previa respecto al tema; aporta datos empíricos de
fuentes primarias y procesa la información confrontando visiones, información y
percepciones distintas. No se mantiene pasivo ante el tema-problema estudiado,
en posición subordinada. Sino en un diálogo permanente de creación e
imaginación, tratando de percibir lo que dice la fuente, pero también lo que
intenta ocultar. En ello la imaginación abre posibilidades a la percepción
científica, como afirmó Einstein, ya que el problema del método no es de
recopilación de datos, sino de una mentalidad científica que los procese.
Partimos
de los principios esgrimidos como método por el propio Marx, el método
dialéctico, que consiste en percibir críticamente la realidad, a través de un
exhaustivo análisis, donde el método de investigación es diferente de la forma
de exposición. Importa ante todo, la descripción de los fenómenos sociales, las
relaciones de interdependencia y subordinación entre ellos, así como la
dinámica social de los cambios, “el tránsito de una a otra forma”; una vez
descubierto el fenómeno investiga en detalle los efectos donde y como se
manifiesta la vida social. En este proceso de deshilvanar determinados órdenes
sociales mediante una concienzuda investigación científica la necesidad de
cambios y cuales se concretan de los mismos, donde el movimiento, el cambio
social como proceso histórico-social, regidos por leyes independientes de la
voluntad, conciencia e intenciones de los seres humanos:
“Claro está el método de exposición debe distinguirse del método de
investigación. La investigación he de tender a asimilarse en detalle a la
materia investigada, al analizar sus diversas sus diversas formas de desarrollo
y a descubrir sus nexos internos. Sólo después de coronada esta labor, puede el
investigador proceder a exponer adecuadamente el movimiento real. Y si sabe
hacerlo y consigue reflejar idealmente en la exposición la materia, cabe
siempre la posibilidad de que se tenga la impresión en una construcción a
priori”.[22]
Con el
método dialéctico esgrimido por Marx se conjugan una serie de procesos que
permiten complejizar la visión hasta definir unas ideas que integran otros
elementos, surge así la propuesta del Método de la Totalidad-Concreta,
donde existe una clara definición hacia la teoría marxista y también la
impronta de la Escuela de los Annales, quienes se vuelcan contra el
historicismo clásico, ya herido de muerte por la obra marxista, asumiendo el
estudio de las estructuras, coyunturas,[23] regiones y localidades,
tomando como objeto de estudio la vida cotidiana, política, mentalidades, cultura,
educación, geografía, demografía, economía, sociedad, ideología, entre muchos
otros temas; conjugando diversos elementos en un trabajo de construcción
artesanal considerando una variedad de fuentes: documentales, cartográficas,
iconográficas, orales, las cuales convierte en testimonios y matrices de
información para el procesamiento del estudio histórico.
Aunque
se reconoce la influencia de la
Escuela de los Annales y de la historia regional también se
define y deslinda de su propuesta, en cuanto se tiene clara la función política
de la historia para transformar la sociedad hacia nuevos niveles ontológicos.
En el caso de la Escuela de los Annales se evidencia en el método
expuesto e impulsado por Federico Brito Figueroa y de Pierre Vilar en diversas
obras.[24]
Se toma distancia en el momento que se clarifica que Annales fue utilizado en la lucha contra el comunismo y del
marxismo a través del poder universitario, como ha expuesto primero Josep
Fontana quien distingue los postulados de Annales antes y después de la II Guerra Mundial,
cuando se convierte en “uno de los
pilares de la modernización del academicismo, sucedáneo del marxismo, que funge
preocupaciones progresistas y procura apartar a quienes trabajan en el terreno
de la historia del peligro de adentrarse en la reflexión teórica, sustituida
aquí por un conjunto de herramientas metodológicas de la más reluciente novedad
y con garantía de cientificismo”, llegando a ser un funcionalismo ecléctico
de diversas disciplinas, sitúa este cambio hacia 1941 pero es cinco años
después que se pliega plenamente como instrumento académico en la lucha contra
el marxismo a raíz de la guerra fría.[25]
Por su parte, Juan Manuel Santana, basado
Stoianovch, sostiene que la historiografía marxista es a la vez rival y precursora
de Annales, lo primero en cuanto define el estudio económico y social y lo
segundo porque no existen dudas que “la
escuela de Annales es un intento de contrarrestar la historiografía marxista
que, en combinación con los cambios económicos, sociales y políticos reseñados,
había contribuido al deterioro profundo de la historia tradicional y suponía
una amenaza intelectual y política”,[26]
Por este motivo, se evidencia en los trabajos influenciados desde la escuela de
los Annales un marcado un estatismo como si la historia no cambiara, cuando es
precisamente la dinámica de lo social lo esencial en la historia, al respecto
Eric Hobsbawm refiere “Yo tuve una
considerable simpatía hacia la escuela de los Annales, pero con una diferencia: ellos creían que la historia no cambia,
creían en la estructuras permanentes de la historia; yo creo en la historia que
cambia”. [27]
En este
sentido, en la historia regional se llega a negar el estudio de la lucha de
clases, refiriendo que aunque
se estudian zonas y casos particulares se consideran y procesan los datos con
un método diferente, mientras la historia regional afirma que “...Se trata de pocos kilómetros de
superficie, muchos años y poca gente. Las personas que ocupan un terruño se
conocen entre sí. La lucha de clases suele ser mínima y la de familias máxima
(subrayado propio)...”, como propone quien definen como Padre de esta
corriente, Luis González y González,[28] posición que niega la posibilidad de hacer una
historia que permita comprender uno de los elementos que dinamizan la historia
y uno de los aportes fundamentales del marxismo: la lucha de clases como motor
de la historia.
Por
esto es necesario considerar la afirmación que la rueda de la historia no ha
cesado de andar, avanza cada vez más, porque nos basamos en el trabajo de los
antecesores, lo que permite enriquecer nuevas visiones, partiendo y estudiando
lo actuado hasta entonces.[29]
III
Premisas sobre el Método de Totalidad-Concreta
Establecer
algunas pautas sobre el Método de Totalidad-Concreta, requiere en
principio de entender que lo universal, la totalidad, contiene en sí mismo lo
particular, lo concreto, en consecuencia la dicotomía universal particular debe
abrirse a nuevos campos de comprensión que se evidencian más limitados por los
conocimientos de quien lo aplica que por la realidad misma, como afirma García Bacca:
“Universal, particular… son irrealidades provenientes de la escisión
natural entre actos reales sobre (sus) objetos reales y actos reales sobre
objetos irreales correspondientes, –siempre actos reales de la misma facultad
del mismo hombre, objetos irreales del mismo objeto real. Por eso universal,
particular, singular… gravitan realmente hacia todos y cada uno, hacia
cualesquiera y éste reales. Y de universal –o carácter universal de una realidad–
se pasa a particular (a uno de tanto los de tal Totalidad) y de este se pasa a
particular a éste (justamente), no por virtud de una irrealidad nueva –lógica
pura–, sino por gravitación de una irrealidad hacia su realidad o por atracción
contínua de ésta sobre (la su) aquella. Mar atrae sus nubes y deshiela sus
témpanos”.[30]
Totalidad-universalidad/especificada-concreción,
son partes integrantes y perceptibles una dentro de la otra. Las grandes obras
de la humanidad son ejemplos de lo concreto-específico: “El Quijote”, es una
sátira a una realidad concreta magistralmente expresada por Cervantes,
convertido en clásico de la literatura universal. Los “Veinte Poemas de Amor”
de Neruda, fueron escritos a la mujer ideal de Neruda, que solamente vivió en su
imaginación, pero El Canto General se refiere a problemas socio-políticos
específicos de América Latina.
Percibir
este proceso en un tema desde la Totalidad
Concreta, implica romper también las disciplinas
establecidas por la ciencia tradicional surgida a partir de establecimiento del
capitalismo, abordar estudio de los hechos histórico-sociales más allá de toda
historia, sociología, geografía, demografía, antropología como disciplinas
aisladas, llegando a considerar la postura transdisciplinaria de la ciencia
con un sistema global sin fronteras estable entre todas las disciplinas.[31] Así entraremos, como en
asunto de nuestras propias casas, en los principios de la cada una de ellas
construyendo una base epistémica con nuevos conceptos y categorías surgidos a
la luz de las discusiones y los aportes empíricos de las investigaciones
realizadas que puedan coadyuvar a la comprensión de los fenómenos sociales
estudiados.
La
perspectiva metodológica indica, asimismo la guía de lo concreto, lo particular
como manifestación síntesis de lo universal, de las diversas abstracciones, la
unidad dentro de la diversidad, que constituye su punto de partida, no de
llegada, donde se puede plasmar y representar lo abstracto por vía de
pensamiento:
“…Lo concreto es lo
concreto, porque es síntesis de mucha manifestaciones, es decir unidad de lo
diverso. Por eso lo concreto aparece en el pensamiento como síntesis, como
resultado, y no como punto de partida y, por consiguiente, punto de partida
también de la percepción y de la representación… (donde) las determinaciones
abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por la vía del
pensamiento…”.[32]
Esta
guía de lo concreto parte de la inducción como fundamento de la labor del
científico, pero disuelve la contradicción inducción-deducción, porque existen
una serie de principios generales, de una concepción determinada del mundo y de
las sociedades, apoyadas en las contradicciones que se generan en lo real, con
operaciones y preceptos donde se ponen en evidencia las estructuras y dinámicas
internas de procesos específicos. Para el marxismo y para el método de Totalidad
Concreta, por ejemplo, la explotación existe, cambian las formas como
opera, como se sublevan o padecen los oprimidos; la acumulación originaria de
capital ocurrió, pero no en todos los lugares fue igual, ni por los mismo
medios; la imposición cultural, la alienación se manifiesta de diversas formas,
llegando muchas veces los oprimidos a defender a quienes les explotan.
Por
supuesto que la búsqueda de la información a través de diversas fuentes
requiere la utilización de la investigación tanto cualitativa como
cuantitativa. La primera como el estudio de las variables de un proceso a
través de las cualidades, sin llegar a su medición. Clasifica, plantea
tipologías, reúne datos para caracterizar, previa conceptualización de los
procesos, concretando informaciones verbales. Mientras que la cuantificación
surge como opción ante la carga subjetiva del investigador y consiste en la
aplicación de la matemática al estudio de los procesos sociales investigados.[33] En el Método de
Totalidad-Concreta, se utilizan ambas formas de estudio, puesto el método
es una actitud mental para el procesamiento de información que trasciende a las
técnicas –estas constituyen una serie de procedimientos operacionales
realizados por el investigador para percibir los hechos a través de los datos
que se ubican–.
Es
asimismo fundamental el uso de la crítica de todas las posiciones, asumir la
epistemología de la sospecha, sometiendo a la duda razonable cuanto
conocimiento existe, e igualmente pueden conjugarse diversos métodos como el
comparativo y el regresivo y/o retrospectivo, entre otros. Es un método general
que puede implementar diversos métodos en la resolución de problemas
específicos.
En el
caso de América Latina, las sociedades invasoras europeas impusieron a las
invadidas de una serie de valores del que son portadoras las primeras sobre las
segundas, haciendo que los pueblos conquistados asumieran como válidas la
cultura y los valores de los invasores o conquistadores, quienes los hacen
objeto de su acción por medio de la autoridad hasta cambiar su mentalidad, pero
donde siempre existe la posibilidad indiscutible del uso de la fuerza.[34]
De
allí la historia y la cultura se forjaron como especificidades concretas,
particulares de cada sociedad estableciéndose una relación entre con la
naturaleza y donde la historia de los seres humanos y la naturaleza se
condicionan mutuamente. Es preciso estudiar las características propias cada
que sociedad tiene, cómo se conjugan las necesidades materiales y espirituales
de los seres humanos y las sociedades donde se abarca lo material, tecnológico,
científico, moral, entre otros, correspondiéndole a cada sociedad una forma de
vida única e irrepetible que ocupa un lugar y un tiempo determinado. El estudio
de estas especificidades es el objeto de esta secular ciencia denominada
ciencia de la historia,[35] la cual tiene la virtud
de rendir los mayores beneficios porque es la más próxima la vida cotidiana y
la que, su vez, atiende a la totalidad del género humano.
IV
Pasos sobre el Método de la Totalidad-Concreta
Se
pueden presentar como pasos para el Método de la Totalidad-Concreta, los
siguientes:
1)
Elaboración del proyecto de investigación
En
este se define el tema y, dentro de este, el problema que se va a estudiar.
Constituye un momento especial de la investigación en cuanto el investigador,
busca las motivaciones profundas que le permitirán seguir hasta el final de su
avance de investigación, percibiendo cuales son los elementos iniciales para su
elección. A su vez, la elaboración del proyecto conlleva:
1) El
planteamiento del problema; con la (s) interrogante (s)
tanto matriz como las operacionales o, en su defecto, las hipótesis de
construcción; entendiéndose la existencia de una hipótesis científica cuando
éste conjunto puede verificarse y poseer cierto grado de generalidad. Para ello
se debe considerar los criterios de relevancia, tanto social como
científica y el de viabilidad, donde se cuentan la existencia de fuentes
suficientes, de recursos humanos y materiales para los costes de la
investigación; cuéntase también el criterio de originalidad, para
descubrir lagunas, incoherencias o planteamientos erróneos en el conocimiento
y, por último el interés personal, la pasión y la curiosidad que tenga por
determinado tema que permitirá que su rendimiento sea mayor.
2)
Definición de Objetivos, tanto general (es) y específicos.
Donde se operacionalizan las hipótesis. Cada objetivo específico corresponde un
capítulo de la investigación, donde se desarrolla un aspecto que tiende a la
resolución del objetivo general.
3)
Justificación. Presenta el por qué es importante la
investigación y sus posibles aportes.
4)
Alcances y limitaciones. La delimitación del problema
histórico implica, igualmente, que se divide tanto espacial como temporalmente,
también presenta el alcance y las limitaciones del estudio.
5)
Balance crítico de fuentes. Aquí se determinan cuales
son los tipos fuentes utilizadas y el tratamiento técnico metódico que permiten
la consecución de los datos para la construcción del discurso histórico.
6)
Cronograma. Se presenta un esquema del posible tiempo de
ejecución del proyecto.
7)
Referencias. Aquí se presentan todas las fuentes
citadas para la realización del trabajo, según el fichaje histórico clásico.
2)
Revisión historiográfica sobre el tema de estudio
Lo
constituye la lectura crítica, de estudio, de lo escrito sobre el
tema-problema. Permite la construcción de ideas iniciales para la
investigación. Se incluyen aquí la versiones que se tiene del tema-problemas
desde los contemporáneos al hecho histórico estudiado hasta las más recientes
investigaciones clasificadas según las tendencias teóricas y metodológicas
establecidas o que puedan determinarse según las elaboración conceptual o
categorial del investigador.
3)
Búsqueda y procesamiento de datos empíricos
Es el
cuerpo empírico, el aporte concreto a la visión del tema-problema estudiado.
Constituye el espectro documental (en la acepción más amplia del vocablo) concreto
que puede brindar nuevas luces sobre lo dicho y escrito. Uno de los principales
problemas de los historiadores es la localización de los repositorios
documentales, que puede evitar la dispersión y pérdida de tiempo, así como el
control y registro organizado sobre el material acumulado. Las fuentes se
clasifican en primarias o directas, las cuales a su vez pueden ser
publicadas o inéditas. Las Secundarias o indirectas, que constituidas
por todo lo escrito al respecto que no son testimonios procesados sobre el tema
a estudiar.
Por
supuesto que una fuente determinada necesita un procesamiento técnico
específico, de esta forma si se va a estudiar un pueblo colonial para la
lectura y transcripción de los documentos de archivo, el investigador debe
conocer paleografía, o tener base suficiente que le permita realizar el
trabajo. Igualmente si va a hacer referencia al tiempo aborigen debe conocer de
arqueología, ya sea que le corresponda trabajar en una excavación o, al menos
conocer el lenguaje utilizado por los especialistas para la lectura de las
publicaciones al respecto.
Para
procesar la información geográfica, debe conocer de cartografía, lectura e
interpretación de mapas, planos, entre otros, de forma que pueda comprender el
tema que trabaja. Si va a procesar información iconográfica debe tener
rudimentos de semiología y semiótica, así como de técnicas de registro
iconográficos. Si puede sustentar algunas ideas e hipótesis con el patrimonio
cultural material, mueble o inmueble; o inmaterial como fiestas, danzas o
bailes, gastronomía, magia, religión, rituales. Debe estudiar como se procesa
técnicamente esta información.
Sin
embargo, es conveniente señalar que el dominio de una o varias técnicas de
consecución de datos no implica la utilización del método, porque éste es un
procesamiento a nivel de formulación y construcción mental de la información
recabada mediante éstas. La secuencia ordenadas de información sin
procesamiento categorial no pasará a lo sumo de ser un agregado de datos
–algunas veces de amena lectura–, sin llegar a ser
conocimiento científico.
4)
Procesamiento crítico de fuentes
Se
aplica aquí los principios de la crítica a las fuentes (crítica externa e
interna, de sinceridad y exactitud), para determinar la validez de estas. Se
confronta información, se construye la (s) versión o versiones sobre el objeto
de estudio, se buscan las respuestas a las interrogantes planteadas o la
verificación o no de las hipótesis realizadas y donde hasta el silencio de los
documentos es susceptible de ser interpretado.
5)
Redacción final de la investigación
Es la
construcción a través del discurso histórico del trabajo. La sistematización de
lo realizado. Se distingue el proceso de investigación y el de exposición o
elaboración, en que aquí debe existir la aplicación coherentes de los elementos
que tienden a percibir la “subjetiva realidad objetiva” que el investigador
reconstruye como modelo del hecho social dado, ya que el investigador no se
mantiene ante el hecho estudiado como algo dado pasivo sino activo y dinámico.
6)
Elaboración de las consideraciones finales
Es
síntesis general-abstracta del trabajo de investigación donde se dan a conocer
los resultados y donde se presenta la verificación o no del conjunto de
hipótesis científicas presentes en la investigación, con el grado de
generalidad del caso concreto estudiado en el tema-problema.
7)
Validación y realimentación del proceso
En
esta etapa la constituye la validación por parte las comunidades, de los pares
científicos, o ante el jurado calificador en caso de ser una tesis de grado. Se
generan discusiones permanentes de forma de intercambiar visiones sobre el
tema-problema investigado.
Estos
pasos pueden aplicarse en secuencia o sencillamente avanzarse simultáneamente
en uno o varios aspectos de acuerdo a la misma dinámica social de la
investigación.
[1] “Puesto que la palabra trans-sustanciación es
más fuerte y abarca más que trans-formación, –ya que trans-formar se refiere y
limita a cambiar se forma, dejando intacto el material, mientras que
trans-sustanciar es cambiar todo el ser–, formulemos con transustanciar el plan
(o empresa) de la filosofía moderna”, Juan David García Bacca. Curso sistemático de filosofía actual.
Caracas, 1969, p. 25.
[2]
Ramón A. Tovar L. Sendas de la nueva
ciencia. Valencia, 1991.
[3]
Antonio Gramsci. La formación de los
intelectuales. México, 1967.
[4]
La historiografía marxista en Venezuela, se inicia hacia la tercera década del
siglo XX, y hasta la cuarta década se puede considerar como el período de
nacimiento en precarias condiciones y la década siguiente el de fraguado hasta
1950, con una marcada tendencia a lo económico-social y contribuyendo a la
depuración de criterios orgánicos sobre los tradicionales y aportando cambios a
la metodología de la investigación, según presenta en un estudio de finales de
la década de los años sesenta Germán Carrera Damas (Historiografía marxista venezolana y otros temas. Caracas, 1967);
de allí en adelante se puede considerar una lenta consolidación en lo referente
a la utilización de las fuentes y del método crítico, aunque es justicia
reconocer que aun falta avanzar en estos aspectos, ya que muchas veces se toma
el camino de continuar utilizando el criterio de la autoridad como única forma
de construir conocimiento.
[5]
Federico Brito Figueroa. Historia
disidente y militante. Bogotá, 2000.
[6]
Orlando Fals Borda. Ciencia propia y
colonialismo intelectual. México, primera edición 1970, a la mano poseemos la
tercera de 1973 que demuestra una preocupación en América latina sobre las
propuestas esgrimidas allí.
[7]
Esta sugestión de escribir para la gente común con pluma de militante con una
intencionalidad política, a quienes tomaba como críticos válidos de su
actividad intelectual a través de la columna El Aula en la Calle, permite la
posibilidad de contrastar ideas, presentar hipótesis y formulaciones teóricas
con diverso público, según testimonia Federico Brito Figueroa. 30 Ensayos de comprensión histórica.
Caracas, 1991, p. 327, 328.
[8]
Una advertencia es “...no parece que haya
de bastar con la revisión del presente, sino que necesitamos volver la vista
atrás para descubrir lo que estaba equivocado en nuestro análisis del pasado,
con el fin de redefinir el progreso humano y ayudar a construir nuevos
objetivos de porvenir…”, Joseph Fontana. Historia: Análisis del pasado
y proyecto social. Barcelona-España, primera edición es de 1989, la citada
aquí es la de 1999, p. 256.
[9]
Fernand Braudel. El Mediterráneo y el
mundo Mediterráneo en Tiempos de Felipe II. México, 1953 y La historia y las ciencias sociales.
Madrid, 1968.
[10] Karen Kosít en el libro Dialéctica de lo concreto. México, 1976,
desarrolló una serie de conceptos base para esta propuesta en el capítulo “La
totalidad concreta” (pp. 53-77).
[11]
Muchos investigadores niegan la posibilidad que la historia sea una ciencia,
desde Aristóteles (véase M. I. Finley. Uso
y abuso de la historia. Barcelona- España. Editorial Crítica, 1979) hasta
quienes se definen como historiadores, tal es el caso, por ejemplo, de Edward
H. Carr, quien considera equívoco llamar ciencia a la historia, ¿Qué es la historia?. Barcelona, 1998,
p. 114.
[12] “…La concepción dialéctica de la
totalidad no solo significa que las partes se hallan en una interacción y
conexión interna con el todo, sino también que el todo no puede ser petrificado
en una abstracción situada por encima de las partes, ya que el todo crea a si
mismo en la interacción de éstas”, Kosít. IBIDEM,
p. 63.
[13] “La totalidad se sustenta en la relaciones;
sus intersecciones o síntesis son el registro de su “necesidad social”. La
“universalidad” por su parte, obedece a las condiciones históricas dadas”,
Ramón Tovar. Op. Cit., 1991, p. 85.
[14] “Los filósofos no han hecho más que
interpretar de diversas maneras al mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo”. Carlos Marx. Tesis sobre Feuerbach; en: Obras Escogidas. Moscú, 1973, tomo I, p.
10.
[15] “Es innegable, sin embargo, que siempre nos
parecerá que una ciencia tiene algo de incompleto sino nos ayuda, tarde o
temprano, a vivir mejor…”, Marc Bloch. Apología
de la historia o el oficio de historiador. Barquisimeto-Caracas, 1986, p.
54.
[16]
Anthony Giddens. Las nuevas reglas del
método sociológico/ crítica positiva de la sociologías comprensivas. Buenos
Aires, 2001, p. 39.
[17] Diógenes Molina Castro. Clase Magistral dictada a la IV Cohorte de la Maestría en Historia de
Venezuela del Convenio UCLA-UPEL/IPB. Barquisimeto, 17 de marzo de 2007.
[18]
Manuel Moreno Flaginals. La historia como
arma y otros estudios sobre esclavos, ingenios y plantaciones. Barcelona,
1983, p. 13.
[19]
Joseph Fontana ¿Para qué sirve la
historia en un tiempo de crisis?. Bogotá, 2003, p. 49.
[20]
Joseph Fontana. Historia. Análisis del
pasado…, 1999, pp. 9 y 12.
[21]
Federico Brito Figueroa. Historia
disidente… Op. Cit., 2000, p. 176.
[22]
Carlos Marx. El Capital. Véase el
Postfacio a la segunda edición. México, 1975, vol. I, pp. XXII, XXIII.
[23]
Pierre Vilar. Iniciación al Vocabulario
del Análisis Histórico. Barcelona, 1981.
[24] Citaremos
para esta discusión los textos, Brito: La
Comprensión de la Historia en Marc Bloch.
Caracas-Barquisimeto-La
Victoria, Centro de Investigaciones y Altos Estudios
“Alejandro Humboldt”-Fondo Editorial Buría, 1996; y de Vilar Iniciación al Vocabulario del Análisis
Histórico. Barcelona, 1981.
[25] Historia: Análisis del pasado… Op. Cit., cap. 11; debe revisarse del
mismo autor: La historia de los hombres:
el siglo XX. Barcelona, 2002, pp. 35, 38.
[27]
Eric Hobsbawm. Entrevista del siglo XXI
al cuidado de Antonio Polito. Barcelona, 2000, p. 19.
[28]
Luis González y González. “Microhistoria
y ciencias sociales”; en: Historia
Regional Siete Ensayos sobre Teoría y Método. Caracas 1986. p. 23.
[29] “Hay un buen trecho de Charles V. Langlois y
Charles Seignobos a Marc Bloch. Pero de Marc Bloch para acá , la rueda no ha
dejado de dar vueltas”, Fernand
Braudel, “Historia y las ciencias
sociales: La larga duración”, vio luz en los Cuadernos Americanos. México,
año XVII, Vol. CI, 6, noviembre-diciembre, 1958, p. 84.
[30]
Juan David García Bacca. Op. Cit.,
1969, p. 196.
[31]
Armando González Segovia. “Combates por
la historia, de Lucien Febvre”, en: Historia
síntesis. Barquisimeto, 2005, p. 36.
[32]
Carlos Marx. Introducción a la “Contribución a la Crítica de la Economía Política”
de 1857; en: Contribución a la
Crítica de la Economía Política. Madrid, 1978, p. 246. Federico Brito Figueroa,
refiere la necesidad de “comenzar a investigar problemas a menor escala,
en espacio y tiempo, pero con espíritu de totalidad. En la investigación
histórica lo macro y lo micro están en íntima conexión e
interrelación”, 30 Ensayos… Op. Cit., 1991, p. 348.
[33]
Julios Aróstegui. La investigación histórica: Teoría y método.
Barcelona, 2001, pp. 399, 400. Debe considerarse la observación de Pierre Vilar
sobre la utilización del análisis cualitativo no implica caer en la “cuantifrenia” manifestada en una
propuesta de “Cliometría histórica”, esto es pensar que por exponer
números se hace automáticamente ciencia, Pierre Vilar. Economía, derecho,
historia (Conceptos y realidades). Barcelona, 1ª edición castellana, 1983.
[34]
Armando González Segovia. Paulo Freire. Amor,
esperanzas, alegrías y lucha; en: Moral y luces. San Carlos, N°
03-04, IV trimestre de 2002, I trimestre 2003, p.75.
[35]
Carlos Marx y Federico Engels afirmaron que conocían solamente una ciencia, la
“ciencia de la historia” (Feuerbach, Oposición
entre las concepciones materialista e idealista de la historia; en Obras...,
tomo I, 1973, p. 12) y Marc Bloch, sugirió que el no hay más que una ciencia de
los hombres en el tiempo y esa ciencia tiene la necesidad de unir el estudio de
los muertos con el de los vivos (Apología… Op. Cit., p. 80).
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