jueves, 1 de mayo de 2014

Aproximación a la Historia Disidente y Militante



Aproximación a la Historia Disidente y Militante*

Colectivo Maestría en historia económica y social UCLA-UPEL/IPB**

I
Estas notas sintetiza una propuesta, una preocupación que constantemente ha motivado el oficio y guiado el quehacer en la investigación y la enseñanza de la historia desde más décadas. Experiencia que se ha venido sistematizando en la medida que la misma madurez ha permitido avanzar progresivamente. En este sentido, tomamos las propuestas que han presentado historiadores venezolanos cuya propuesta compartimos: Salvador de la Plaza, Gustavo Machado y Federico Brito Figueroa, entre muchos otros.
Esta discusión se realiza en la Maestría en Historia económica y social de Venezuela del Programa Interinstitucional de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad Pedagógica Experimental Libertador y el Instituto Pedagógico de Barquisimeto “Luis Beltrán Prieto Figueroa” (UCLA-UPEL- IPB), iniciada por Federico Brito Figueroa, continuada por Reinaldo Rojas y bajo la coordinación de Dulce Marrufo. Son, en consecuencia, notas para la discusión y el debate que no tienen otra intención que generar un diálogo que en la actualidad cobra importancia ante los constantes cambios que se han generado en Latinoamérica, si se considera que la “la etiología de la historia es controlar el poder”.[1]
En este sentido, también pueden consultarse los esfuerzos realizados por Pascual Mora en la Universidad de los Andes, donde se impulsa el programa de Maestría en Historia en la tradición de la Escuela de Historiadores fundada por Federico Brito Figueroa.[2] El compromiso social de esta Escuela de Historiadores la definió Pascual Mora, como misioneros y peregrinos de la historia, desde la ciudad de Coro, con ocasión de la clase inaugural de la Maestría en Historia.
El oficio de historiador que refería Marc Bloch,[3] donde el concepto de historiador de Oficio que difiere de quienes se denominan como historiador o historiadora profesional. En el oficio, se parte del principio de una vocación de la cual, evidentemente se puede vivir. Mientras que cómo profesión se vive del historiar y, en ocasiones, se llega a venderla como producto, llegando a convertirse en “pluma de alquiler”. En el oficio prevalecen los principios; en la profesión el poder vivir, en su mayoría estos son los historiadores que construyen las “historias oficiales”.
Es Brito Figueroa[4] quien en el último texto publicado, cuando ya sentía próxima la compañera irrenunciable que tenemos todos que cobijar, publicó en la bogotana imprenta de Plaza & Janes editores el libro “Historia disidente y militante”. Allí se presentan una serie de estudios-ensayos, cuya síntesis permite concretar algunas propuestas sobre el problema de la “historia como arma” como afirma Manuel Moreno Fraginals.[5] La historia es un arma de la cual ha servido, generalmente, como medio de alienación al servicio de las clases sociales explotadoras, tal como ha ocurrido con la ciencia y la técnica en general.
Seguimos principios no personas, aunque sean personas quienes hayan vertido luces sobre el camino a seguir. Sin embargo, la idea es avanzar sobre lo no andado, construir nuevos caminos continuando los avanzados, no volver sobre lo hecho. Situarnos en línea de avance y continuidad, no de estancamiento o retroceso.
No existe neutralidad científica o técnica en una sociedad de clases. Por eso utiliza los criterios, teorías métodos y técnicas de la ciencia burguesa. Su elección documental y sus criterios. Desde la selección del tema, la teoría y el método a utilizar, la recolección, escogencia e interpretación de los datos está influenciada directamente por las convicciones del investigador. Convicciones que son evidentemente políticas, en el sentido de ser esta la ciencia que estudia las relaciones entre las personas y  las sociedades entre sí y entre éstas y el estado. El pensamiento, la vida y obra de un persona debe entenderse en su conjunto, como un proceso único, con sus coherencias e incoherencias, la sangre se nutre de los ideales, de los sentimientos, de las pasiones, por tanto no existe exposición imparcial de las opciones políticas del investigador.
En todo caso lo que si debe exigirse es sinceridad e integridad en el procesamiento de la información. No está dado falsificar datos o manipularlos. No. La historia es “disidente” en cuanto a método y temática de lo que presenta y plantea la verdad “oficial” desde la perspectiva de justificar lo ocurrido a favor de las clases dominantes, quienes han escrito una historia a su medida, cronológica, narrativa, polemológica, esópica. Es disidente porque busca otras fuentes de la cual nutrirse, otras visiones de dónde acoger una verdad que comprenda el sentir de la explotación de las grandes mayorías poblacionales y las formas de opresión a través de diversos sistemas económicos desde la llegada de los europeos hasta la actualidad.
Al binomio referido por Bloch según el cual no puede comprenderse el presente sino se sabe nada del pasado, ni se puede comprender nada del pasado sino se siente y se vibra ante los sucesos del presente, es necesario integrarle el futuro, ya que es el elemento esencial de toda ciencia. Y la historia es una ciencia nomotética, y por lo tanto previsiva. Se precisa entonces hacer una historia que toque la sociología y una sociología que se transforme en histórica,[6] abandonando todo compartimiento-estanco del conocimiento hasta abrazar la comprensión transdisciplinaria del proceso social.
Como ciencia comprometida con los grandes procesos de cambio que beneficien las mayorías, la historia debe servir a los cambios sociales a favor de los oprimidos y explotados. No es contemplativa, sino que tiende a construir “historia sobre el terreno”. Es una historia que toca y comprende también el espacio geográfico, vivido y sentido.  Es comprensión, pero también es acción en el sentido de la utilidad actual de este conocimiento, más allá de una nueva interpretación busca la transustanciación, la transformación de lo existente en otro poder colectivo y más profundo.
Entre las acepciones de historia, se pueden establecer: Primero en cuanto hecho ocurrido. Segundo, como escrito o historiografía de ese pasado. Tercero, como ciencia que estudia los acontecimientos sociales; y, cuarto, como cátedra de enseñanza en escuelas, liceos e instituciones de educación superior. En la primera acepción entendida como: sucesos o hecho pasado en un lugar y tiempo determinado,[7] existe una sola historia la acepción de historia-hecho, entendida como: sucesos o hecho pasado en un lugar y tiempo determinado.
La acepción de historia-ciencia, es relativa a la investigación. Se divide en múltiples concepciones generadas en la mente de los historiadores y constituye un ejercicio intelectual donde se estudian las diferentes actividades creativas de los seres humanos de otros tiempos en un espacio geográfico determinado, integra de esta forma las variantes: tiempo y espacio, este es el significado en la acepción de historia-ciencia. Es una construcción teórica que apunta y sustenta una u otra posición política.
Por este motivo, es que las historias escritas desde la óptica oficial u oficialista,[8] hasta los momentos, son historias políticamente definidas e intelectualmente concebidas para mantener el sistema de explotación y opresión. Desde el romanticismo del siglo XIX, pasando por los positivistas hasta la actualidad, la historiografía venezolana mantiene este signo explotador. 
Intencionalmente se ha hecho de la historia, en su acepción de cátedra de estudio, “algo sumamente aburrido”, cuando la realidad vivida y sentida, apasionada y creadora no es en absoluto aburrida. Aburrido son algunos historiadores. Empezando porque niega la posibilidad de hacer del conocimiento histórico y científico de los hechos actuales, porque esto resulta peligroso para el orden burgués. Se ha pretendido dar múltiples visiones a la realidad, cuando en la acepción de historia-hecho solamente hay una historia concreta en los lugares y sucesos pasados en un espacio y tiempo determinado. Es una historia en permanente construcción que  refiere Vilar.[9]
El historiador es “militante” frente a la sociedad que vive, nuestro caso la venezolana, es beligerante frente a las políticas de Estado que afectan las grandes mayorías, a la globalización y la planetarización de los proceso económicos que buscan consolidar la opresión capitalista, estableciendo una mentalidad al servicio de los grandes monopolios que gobiernan las finanzas mundiales, al comprender las nuevas formas que ha tomado el imperialismo capitalista, partiendo del estudio de casos específicos de acumulación de capital. Lo anterior conlleva entonces que la “historia disidente y militante” es una obra que tiende a convertirse en colectiva, ya que no puede ser una visión parcial, sino transdisciplinaria de la ciencia histórica,[10] y se fundamenta en la epistemología de la duda y el conocimiento permanentemente, es cuestionadora.


II
La acumulación primigenia del capital,[11] basado en la violencia, la enajenación  y la rapiña, se comenzó a gestar a raíz de la invasión a América. Ahí comenzó la carrera de lobos en búsqueda de la hegemonía del mercado mundial. Pero el mercado como tal es un elemento del sistema capitalista y no el sistema en sí. Países esclavistas o feudales tenían mercado. A este es necesario agregar el carácter mismo de la producción y las relaciones sociales que engendra, cuando perecen los medios de producción directos (artesanales) y se incentiva la producción social y de mercado. Entonces es cuando se organiza el trabajo como producción social por medio de la especialización y la división de este trabajo, la combinación con las ciencias naturales y la implantación del mercado mundial desde el siglo XVI que “inaugura la historia moderna del capital”.[12]
Si es tomado como parámetro arbitrario un gran triunfo del capitalismo, como la revolución francesa (1789), se hallará que a finales del siglo XVIII el capitalismo era el modo de producción hegemónico a escala mundial. Pero el proceso de acumulación originaria del capitalismo de Europa se realizó en base a la expropiación, la extracción de los minerales existentes en América, que sirvieron de base inicial del capital mundial. Es decir, la consolidación del capital que pudo derrocar el feudalismo en Europa fue con las riquezas expropiadas violentamente de América, que no solamente constituyen la acumulación originaria del capital, sino también de fuente para el mantenimiento constante del sistema capitalista donde países industrializados o desarrollados (capitalistas), necesitan de la existencia de países oprimidos que puedan nutrir sus arcas mercantiles, estos países suavemente llamados “subdesarrollados”, son una fuente necesaria para la pervivencia del capitalismo mundial.
En estas líneas se consideran algunas de las pautas que pueden definir la “Historia disidente y militante” tanto en la investigación como en la enseñanza de una historia diferente, dinámica, que comprenda las grandes coordenadas de los procesos históricos en el entendido de un compromiso con las grandes mayorías desposeídas que ha dejado el surgimiento y consolidación del capitalismo.
Se asume la posición teórica que proporciona el materialismo histórico porque, hasta los momentos, es a partir de esta concepción se puede llegar a una compresión desde el punto de vista de causalidad de los procesos histórico-sociales. Pero no se pretende desconocer los aportes generados por otras corrientes teórico-metodológicas. Se puede afirmar, junto a Charles Wright Mills, que “Nadie que no se adentre a fondo en las ideas del marxismo puede ser un científico social idóneo; nadie que crea que el marxismo ha dicho la última palabra puede serlo tampoco”.[13]
El marxismo permite la comprensión de la dinámica social desde el cambio y beneficio de los desposeídos, una historia que se fundamenta en el materialismo histórico, una historia que se construye y reconstruye constantemente[14], la cual puede compartir espacios de método y métodos otros planteamientos, ya que no existe contradicción, por ejemplo, entre los planteamientos de la teoría marxista de estudio histórico y las propuesta de la Escuela de los Annales, como lo ha demostrado Brito Figueroa.[15]
Tradicionalmente se ha afirmado que la formación económica-social en Venezuela, a partir de la llegada de los colonizadores europeos, se inscribe dentro del contexto capitalista mundial,[16] haciéndose necesario observar que un punto a profundizar en este análisis, es el dado por los criterios actuales sobre los países subdesarrollados, que permiten afirmar que éstos no solamente sirven de acumulación originaria sino también de elemento permanente de sustentación del capitalismo, enajenando al trabajador.
Realizar un trabajo consiste en objetivar un producto. La realización del trabajo se manifiesta como privación de la realidad del trabajador y la objetivación (producción) como pérdida y la esclavización del trabajador al objeto, mientras que la apropiación se convierte en extrañamiento o enajenación del trabajador. Por eso el trabajador se siente hacia el producto de su trabajo como hacia un objeto ajeno a él. Efectivamente mientras más se esfuerza el trabajador en su labor, más fuerte es el mundo material creado por él, pero que no le pertenece y al mismo tiempo se hace mayor la pobreza y su mundo interior, en consecuencia menos se pertenece el trabajador a sí mismo.[17]
La enajenación se manifiesta claramente en la producción, cuanto mayor es la producción menos objetos puede adquirir, menos dignidad tiene el trabajador; cuanto más modelado es el objeto, más sacrificio y esfuerzo le cuesta al trabajador y produce mayor deformación en el productor; cuando aumenta el poder del trabajo convierte en impotente a quien lo hace; mientras más ingenioso sea el trabajo más embrutecido y esclavo es el trabajador.
El trabajo como actividad enajenada, en cuanto aliena al hombre de la naturaleza y se enajena a sí mismo, en la actividad vital. En una sociedad de clases esta enajenación del trabajo se manifiesta en todas las formas de producción y utiliza todas las instituciones sociales para su mantenimiento y reproducción. El Estado, la familia, la religión, la ciencia, el arte, medios de comunicación, la educación, las leyes, entre otras, que son manifestación de la enajenación interior del hombre y la sociedad a las cuales sirve de instrumentos para mantener el orden social.
En la literatura que Marx dejó hay un uso indistinto de las categorías de formaciones económico-social y los modos de producción. La diferenciación se dio después, con los posteriores estudiosos del marxismo, como Luis Althusser, Etienne Balibar y Nicos Poulatzas quienes plantean que la formación económica y social es la conjugación, la suma, de la infra y la superestructura o la conjugación de varios modos de producción,[18] siendo esta división discutible y puede utilizarse indistintamente la categoría formación económico social y modo de producción, en cuanto sea necesario.
En el caso venezolano y latinoamericano ¿Hasta qué punto es válido hacer referencia a un “modo de producción predominante”? No parece muy acertado, ni creativo, continuar con los viejos esquemas de feudalismo, esclavismo o capitalismo o de una simple conjugación de estos modos de producción europeos que, en definitiva, no aportan ni clarifican los procesos históricos específicos.
Si resulta insuficiente referirse a un modo de producción predominante, también lo es plantear la existencia de los trillados semi: semifeudal, semicapitalista, semiesclavista; como también es insuficiente y erróneo la conjugación de una y otra categorización como “feudalismo venezolano”, “mano de obra enfeudada”. En la caracterización de los fenómenos socio-históricos no hay lugar a medias tintas, es una cosa o es otra. Es feudal, capitalista, esclavista o no lo es.
En el Prefacio a la Contribución de la Crítica de la Economía Política, Marx escribió: “Esbozados a grandes rasgos, los modos de producción asiáticos, antiguos, feudales y burgueses modernos pueden ser designados como otras tantas épocas progresivas de la formación social económica”. En ningún momento Marx afirmó que estos son los “únicos” y tampoco que ese es el orden estricto. Siendo más claro aun cuando plantea la existencia de “otras tantas épocas progresivas de la formación social económica”, las cuales no estudió ya que su principal prioridad era el modo de producción capitalista.
Es pues labor de la “Historia disidente y militante” definir períodos desde la óptica de los procesos económicos-sociales, las características y formas específicas de producción, en cuanto actividad diseñada y planificada para realizar acciones que permiten obtener determinados fines productivos, bienes de consumo. Estos son  “sistemas económicos” definidos por Maurice Godelier como una combinación determinada de modos específicos de producción, de circulación y reparto de los bienes de consumo.[19]
Esta combinación de modos de producción: el comunal aborigen, rasgos esclavistas y feudales no solamente coexistieron, como se ha afirmado tradicionalmente. Fue una relación más profunda. Fue “la fusión”, en palabras de Marx: la unión, el híbrido. De allí que aun cuando se presenten elementos de feudalismo o esclavismo, como por ejemplo, los hubo desde la colonia, durante el siglo XIX, e incluso en el XX, son elementos que no se pueden tomar como semi-modos de producción. Marxistas que no se han ubicado en la posición ortodoxa han llegado a las mismas conclusiones, como Armando Córdova.[20]
Entonces, en sentido estricto, esta propuesta no es nueva. El Enfoque, quizás, para conjugar estos conocimientos ya adquiridos y procesados, comenzando la búsqueda creativa de respuestas a los planteamientos que se han dado. Sin dogmas preestablecidos. Sin pretender “verdades absolutas”. Sencillamente intentan hallar el sentir del pueblo constantemente oprimido y explotado de diversas formas y bajo diversas circunstancias. A estos territorios no debe trasplantarse de manera mecánica los modos de producción de Europa ya sea de forma completa o a medias.
Estas tierras americanas (y venezolanas), están caracterizadas por la condición de subdesarrollo. Donde no existe una sucesión de los modos de producción clásicos de Europa sino un híbrido, con un desarrollo desigual y combinado donde coexiste, se mezclan, imbrican e interrelacionan formando una unidad las diferentes formaciones sociales o modos de producción precapitalistas que van a crear y enriquecer el mercado mundial. Es característica, entonces, la heterogeneidad que posee un conjunto de elementos que lo conforma. Esta es la relación matriz que regula la estructura económica y social que se establece en Venezuela y América y que va a contribuir a la formación y hegemonía del capitalismo mundial.
La producción colonial que se desarrolló en estas tierras se manifestó de dos maneras bien determinadas: una economía de subsistencia que les proporcionaba la alimentación y cubría las necesidades básicas de las fuerza de trabajo, oprimida y explotada de las mayorías poblacionales, con la cual se garantizaba la reproducción de la fuerza de trabajo, ésta se dio a través de las “siembras y potreros comunales” y de “las trojes de comunidad” que se establecieron; y una economía de mercado donde la producción se realiza organizada como tal, produciendo mercancías ya fuera en forma de ganado, cueros, cacao, añil, caña de azúcar, tabaco o café en gran escala. Esta producción llegaba al mercado mundial y se convirtió en el transcurso del tiempo en hegemonía capitalista, prevaleciendo a nivel mundial sobre las demás formas sociales.
Un mercado que recibía aportes de mercancía y que caracterizó gran parte de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, con diferentes modificaciones, bajo diversas circunstancia pudendo ser a través de la vía legal o del contrabando. Nuestro pueblo constituido básicamente por indígenas, esclavos africanos y sus descendientes, empobrecía (y empobrece) cada vez más, aunque sea mayor la riqueza que produce. El trabajador, productor, jornalero, peón u obrero se convierte en una mercancía cada vez más barata, en tanto crea más riqueza, porque esa riqueza llega a manos del ungido señor. Esos mismos señores que antaño eran los “hijosdalgos”, sangre azul; blanco peninsular o criollo que aprovecho su riqueza para explotar económica y socialmente a los pobres, las mujeres indígenas y africanas (y sus descendientes) fueron sometidas a la opresión sexual, esto es lo que se ha dado a llamar como “mestizaje”, en la historiografía clásica, en el empeño de hacer creer que somos el “crisol de razas en el mundo”, para así intentar borrar la explotación (hasta sexual) a que son sometidas las clases explotadas.
Las mayorías oprimidas se convierten en mercancía, cuya producción se halla en razón inversa al poder y la riqueza que produce. Es decir, tanto más producen los explotados, más riquezas acumula los dueños del poder y la producción. Entonces se acumula más capital en pocas manos y crece la miseria y la pobreza de las mayorías. Así se incrementa la diferencia entre propietarios y desposeídos de bienes materiales. En la medida en que se valoriza el mundo de las cosas, se desvaloriza el mundo de los seres humanos. Por eso en una sociedad dividida en clases sociales, el objeto producido se enfrenta al trabajador que lo produce como un objeto independiente, como algo extraño al productor.


III
La “historia disidente y militante” considera como temas problemas fundamentales, los siguientes:
1) El capitalismo, desde la acumulación originaria de capital en la época colonial, para el caso americano; las formas neocoloniales de inversión de capital, el surgimiento del capital delictivo, las nuevas modalidades de capital como las Franquicias. Abarca desde las manifestaciones de acumulación originaria de capital, a raíz de la creación del mercado mundial, con la llegada de los europeos a América, pasando por la consolidación de los Estados republicanos en el sigo XIX, la conformación de las naciones, a raíz del triunfo de la Revolución socialista rusa, la configuración del orden mundial socialismo-capitalismo, con bloques imperialistas que determinaron la división neohistórica del mundo, y las manifestaciones específicas en cada caso de estudio de esta dinámica, hasta la debacle del bloque socialista en 1989, tomando simbólicamente la caída del Muro de Berlín.
2) Los sistemas económicos, es decir la estructura económica que posibilita la producción de la vida material y la interacción dialéctica entre las acciones de los individuos y las sociedades que constantemente están recreándose y reconstruyéndose. El capitalismo ha demostrado formas de asimilación y readaptación a los cambios más allá de lo imaginado, incluso por el mismo Marx, en consecuencia es importante estudiar esas formas específicas de readaptación del capitalismo.
3) La sociedad colonial americana en general y venezolana en particular; como forma de comprender las primeras manifestaciones coloniales, cuando conformábamos parte del Estado metropolitano español. Entonces se violentan las sociedades aborígenes que vivían en estas tierras, en las cuales no existían clases sociales ni explotación.
4) El problema de la tierra, como forma de apropiación de las riquezas a través de múltiples formas: Mercedes reales, encomiendas, composiciones. Estas fueron algunas de las formas precapitalista de tenencia de la tierra que sirvieron de base a la acumulación originaria de capital, implantadas desde la legada de los europeos a estas tierras y que son necesarias comprender hasta las manifestaciones actuales.
5) La formación de las mentalidades e imaginarios colectivos que manifiestan las creencias profundas de la sociedad, tanto de la oprimida como de la opresora. Muchos de éstos han sido creados a través de diversas maneras que el Estado posee para hacer coparticipe a las mayorías en sus ideas, como clase dominante. En la colonia las cofradías, los censos, las promesas. En la república los símbolos, por ejemplo, son creados ex profeso, con una intencionalidad determinada. La psicología colectiva que refiere el nacionalismo es una manifestación de las bases que sustentan la ideología del Estado que la crea, tomando uno valores en ciertos momentos y desechando otros en circunstancias determinadas. Asimismo, la religión forma parte de los valores donde se conjugan los principios rectores del Estado y la Élite religiosa.
6) La historia de las ideas como manifestaciones políticas de una época en ocasiones pueden llegar a conformarse en mentalidades, como ocurrió con la independencia y la república. En ocasiones estas ideas no trascienden y quedan en personajes o grupos.
7) La esclavitud como forma de opresión en la época colonial y en los inicios de la república –en el caso venezolano–. El esclavo, sin embargo, el esclavo no es una máquina, ya que es un productor y no un producto. Un ser social que no puede ser producido mecánicamente, aunque su trato era extremadamente cruel, por ejemplo, moría casi la mitad de la población capturada durante el viaje y el precio estipulado por los costos de captura y traslado era prorrateado entre los sobrevivientes. Forma importante para entender el proceso de alienación y enajenación de los seres humanos convertidos en “mercancía”, gracias a la dialéctica del capitalismo.
8) La formación de la clases sociales, las dinámica existente entre ellas, la existencia de las poderosas y a formas que éstas se apropian del trabajo de las mayorías; el surgimiento de nuevas clases; asimismo de sub-clases, estratos, o niveles de división social. Se considera aquí las oligarquías locales, regionales e internacionales que surgen en la dinámica histórica específica.
9) Las rebeliones populares y/o militares, como manifestación de la lucha de clases, desde la época colonial hasta la actualidad, son importante para el estudio y comprensión de la dinámica de clases, ya que ninguna sociedad acepta firmar su acta de defunción de buena manera. En consecuencia establece líneas de acción violenta, en ocasiones o de resistencia pasiva que deben ser estudiadas y comprendidas en la dinámica de la sociedad que se estudie.
10) Para la “historia disidente y militante” es importante considerar el tema-problema de la nacionalidad, cómo se conformó la nación y cuales elementos fueron considerados para los principios nacionalismo, en cuanto éste es una creación, una invención[21] para hacer que los colectivos tengan un imaginario común, una mentalidad que posibilite al Estado mantenerse.
Estos temas-problemas entre muchos otros, tienen como fundamento la comprensión de la historia, desde especificidades hasta generalidades que sinteticen la dinámica socio-cultural de nuestros pueblos. En consecuencia, la “historia disidente y militante” es una historia comprometida con los grandes sectores populares, las mayorías hasta ahora oprimidas, excluidas de su propia historia. Tiene un amplio sentido social y, sobre todo es manifestación de un profundo respeto y amor hacia una humanidad más justa y equilibrada.


* Conferencia de Clausura del “IX Simposio Internacional de los Llanos Colombo-Venezolanos”, realizado en Villavicencio, Colombia, expuesta por Armando González Segovia el sábado 9 de diciembre de 2006.
** Suscriben esta versión: Dulce Marrufo, José Pascual Mora García, Armando González Segovia, Arnaldo Guédez, Segundo Ceballos, Suzuki Margarita Gómez, Ángel Velásquez. Manifiesto. Historia disidente y militante, en: Heurística: revista digital de historia de la educación, Nº. 8, 2007, pp. 82-97.
[1] Diógenes Molina Castro. Clase Magistral dictada a la IV Cohorte de la Maestría en Historia de Venezuela del Convenio UCLA-UPEL/IPB. Barquisimeto, 17 de marzo de 2007.
[2] Cfr. Mora García, Pascual (2005) “Conferencia inaugural de la III Cohorte de la Maestría en Historia-UCLA” (mayo 2005). Publicada en revista Heurística 2006-B.
[3] Véasea: Marc Bloch. Apología de la Historia o el Oficio del Historiador. Caracas-Barquisimeto, 1986, o la edición más reciente: Apología para la historia o el oficio de historiador. Anotada por Étienne Bloch, Prefacio Jacques Le Goff. México, 2001.
[4] Federico Brito Figueroa. Historia disidente y militante. Bogotá, 2000.
[5] Manuel Moreno Fraginals. La historia como arma y otros estudios sobre esclavitud. Barcelona-España, 1999.
[6]Toda historia debe ser pensada sociológicamente, toda sociología debe ser pensada históricamente”, nos recuerda el maestro Pierre Vilar. Pensar históricamente. Barcelona, 1997, p. 71.
[7]...Para muchos, la materia de la historia es saber cualquier cosa pasada” mientras que para otros “Es el terreno de los hechos destacados” y en algunos casos a este conjunto se incluye “los grandes rasgos de la evolución humana” que ha “dependido sobre todo del resultado estadístico de los hechos anónimos”, véase: Pierre Vilar. Iniciación al Vocabulario del Análisis Histórico. Barcelona, 1981, p. 26.
[8] Se distingue entre historia oficial y oficialista en el sentido que la primera es avalada desde los aparatos ideológicos del Estado, esto es los Ministerios de Educación, mientras que las segundas no cuentan con este apoyo, aunque refieren materialmente los mismos principios ideológicos.
[9] Ibid. 1983.
[10] En el caso de Brito Figueroa, tanto en el libro “Historia disidente y militante citado aquí, y el tomo IV de la “Historia Económica y Social de Venezuela”. Caracas, 2000, son obras colectivas.
[11] Véase una aproximación inicial en: Armando González Segovia y Eloisa Fuentes. “Apuntes a la periodización en la historia de Cojedes”. San Carlos, Boletín del Archivo Histórico del Estado Cojedes, Nº 2, enero-marzo, 1995, pp. 49-64.
[12] Carlos Marx. El Capital. México, 1975, tomo III.
[13] Charles Wright Mills. Los Marxistas. México, 1964.
[14] Utilizamos prestado el concepto de historia marxista, historia en construcción expuesto por Vilar: Economía, derecho, historia… Op. Cit., 1983.
[15] Federico Brito Figueroa. La Comprensión de la Historia en Marc Bloch. Caracas-Barquisimeto-La Victoria, 1996.
[16]El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en casadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de acumulación originaria. Tras ellos, pisando sus huellas, viene la guerra comercial de las naciones europeas, cuyo escenario fue el planeta entero”, Carlos Marx. El Capital. tomo I, p. 638.
[17]El trabajador deposita su vida en el objeto pero una vez creado éste, el trabajador ya no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece al objeto. La enajenación del trabajador en su producto no solo significa que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia externa, sino que esta existencia se halla fuera de él, es independiente de él y ajena a él. Representa un poder propio y sustantivo, que la vida infundida al objeto se enfrenta al productor como a algo extraño y hostil”, Carlos Marx. Manuscritos económico-filosóficos de 1844. México, 1968. pp. 75-76.
[18] Luis Althusser y Etienne Balibar. Para Leer el Capital. México, Siglo XXI, 1969; Nicos Poulantzas. Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista Actual. México, 1969.
[19]Qu’ est-ce qu’ ‘système’ économique pour Marx? C’est une combinaison determinée de modes spécifiques de production, de circulación, de réparticición et de consommation des biens matériels”, Maurice Godelier. Sisteme, Structure et Contradiction dans ‘Le Capital’. Les Temp Modernes, nov. 1966.
[20]Los partidarios de la tesis feudal buscan en las sociedades coloniales americanas los elementos que, a su juicio, caracterizan el feudalismo, y no puede negarse que a su modo, lo encuentran: monopolio de la propiedad territorial, relaciones de servidumbre, contraposición entre ciudad y campo, relaciones de dependencia social escalonada, etc. De allí concluyen acerca del carácter feudal de dichas sociedades, dejando de lado importantes elementos que nada tienen que ver con el feudalismo. Los partidarios de la tesis capitalista, por su parte, subrayan elementos que según ellos, demuestran el carácter esencialmente capitalista de la organización productiva colonial: incorporación al mercado mundial, acumulación de capital, existencia de comercio en gran escala, carácter complementario de la producción, etc. Pueden además siguiendo los mismos procedimientos, encontrarse los elementos de la formación esclavista y, en este caso, con mucha más claridad que los capitalistas y feudales”, Armando Córdova. Marxismo y Subdesarrollo. Caracas, UCV, 1975; Silvio Villegas. “¿Una Formación Económico-Social Latinoamericana?”. 1977. p. 543.
[21] Véase, entre otros, dos textos fundamentales: Eric Hobsbawn. La Invención de la Tradición. Barcelona, 2002; y de Benedict Anderson. Imagined Communities; Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London. 1983, versión en castellano: Comunidades imaginadas. reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México, 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario