Aproximación
a la Historia Disidente y Militante*
Colectivo Maestría en
historia económica y social UCLA-UPEL/IPB**
I
Estas notas sintetiza una propuesta, una preocupación que
constantemente ha motivado el oficio y guiado el quehacer en la investigación y
la enseñanza de la historia desde más décadas. Experiencia que se ha venido
sistematizando en la medida que la misma madurez ha permitido avanzar
progresivamente. En este sentido, tomamos las propuestas que han presentado historiadores
venezolanos cuya propuesta compartimos: Salvador de la Plaza, Gustavo Machado y
Federico Brito Figueroa, entre muchos otros.
Esta discusión se realiza en la Maestría en Historia económica y social de
Venezuela del Programa Interinstitucional de la Universidad Centro
Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador y el Instituto Pedagógico de Barquisimeto “Luis Beltrán
Prieto Figueroa” (UCLA-UPEL- IPB), iniciada por Federico Brito Figueroa,
continuada por Reinaldo Rojas y bajo la coordinación de Dulce Marrufo. Son, en consecuencia,
notas para la discusión y el debate que no tienen otra intención que generar un
diálogo que en la actualidad cobra importancia ante los constantes cambios que
se han generado en Latinoamérica, si se considera que la “la etiología de la
historia es controlar el poder”.[1]
En este sentido, también pueden consultarse los esfuerzos
realizados por Pascual Mora en la Universidad de los Andes, donde se impulsa el
programa de Maestría en Historia en la tradición de la Escuela de Historiadores
fundada por Federico Brito Figueroa.[2] El compromiso social de
esta Escuela de Historiadores la definió Pascual Mora, como misioneros y
peregrinos de la historia, desde la ciudad de Coro, con ocasión de la clase
inaugural de la Maestría
en Historia.
El oficio de
historiador que refería Marc Bloch,[3] donde el concepto de historiador de Oficio que difiere de
quienes se denominan como historiador o
historiadora profesional. En el oficio, se parte del principio de una
vocación de la cual, evidentemente se puede vivir. Mientras que cómo profesión
se vive del historiar y, en ocasiones, se llega a venderla como producto,
llegando a convertirse en “pluma de alquiler”. En el oficio prevalecen los
principios; en la profesión el poder vivir, en su mayoría estos son los
historiadores que construyen las “historias oficiales”.
Es Brito Figueroa[4] quien en el último texto
publicado, cuando ya sentía próxima la compañera irrenunciable que tenemos
todos que cobijar, publicó en la bogotana imprenta de Plaza & Janes
editores el libro “Historia disidente y
militante”. Allí se presentan una serie de estudios-ensayos, cuya síntesis
permite concretar algunas propuestas sobre el problema de la “historia como
arma” como afirma Manuel Moreno Fraginals.[5] La historia es un arma de
la cual ha servido, generalmente,
como medio de alienación al servicio de las clases sociales explotadoras, tal
como ha ocurrido con la ciencia y la técnica en general.
Seguimos principios no personas,
aunque sean personas quienes hayan vertido luces sobre el camino a seguir. Sin
embargo, la idea es avanzar sobre lo no andado, construir nuevos caminos
continuando los avanzados, no volver sobre lo hecho. Situarnos en línea de
avance y continuidad, no de estancamiento o retroceso.
No existe neutralidad científica
o técnica en una sociedad de clases. Por eso utiliza los criterios, teorías
métodos y técnicas de la ciencia burguesa. Su elección documental y sus
criterios. Desde la selección del tema, la teoría y el método a utilizar, la
recolección, escogencia e interpretación de los datos está influenciada
directamente por las convicciones del investigador. Convicciones que son
evidentemente políticas, en el sentido de ser esta la ciencia que estudia las
relaciones entre las personas y las
sociedades entre sí y entre éstas y el estado. El pensamiento, la vida y obra
de un persona debe entenderse en su conjunto, como un proceso único, con sus
coherencias e incoherencias, la sangre se nutre de los ideales, de los
sentimientos, de las pasiones, por tanto no existe exposición imparcial de las
opciones políticas del investigador.
En todo caso lo que si debe
exigirse es sinceridad e integridad en el procesamiento de la información. No
está dado falsificar datos o manipularlos. No. La historia es “disidente” en
cuanto a método y temática de lo que presenta y plantea la verdad “oficial”
desde la perspectiva de justificar lo ocurrido a favor de las clases
dominantes, quienes han escrito una historia a su medida, cronológica,
narrativa, polemológica, esópica. Es disidente porque busca otras fuentes de la
cual nutrirse, otras visiones de dónde acoger una verdad que comprenda el
sentir de la explotación de las grandes mayorías poblacionales y las formas de
opresión a través de diversos sistemas económicos desde la llegada de los
europeos hasta la actualidad.
Al binomio referido por Bloch
según el cual no puede comprenderse el presente sino se sabe nada del pasado,
ni se puede comprender nada del pasado sino se siente y se vibra ante los sucesos
del presente, es necesario integrarle el futuro, ya que es el elemento esencial
de toda ciencia. Y la historia es una ciencia nomotética, y por lo tanto
previsiva. Se precisa entonces hacer una historia que toque la sociología y una
sociología que se transforme en histórica,[6]
abandonando todo compartimiento-estanco del conocimiento hasta abrazar la
comprensión transdisciplinaria del proceso social.
Como ciencia comprometida con los
grandes procesos de cambio que beneficien las mayorías, la historia debe servir
a los cambios sociales a favor de los oprimidos y explotados. No es
contemplativa, sino que tiende a construir “historia sobre el terreno”. Es una
historia que toca y comprende también el espacio geográfico, vivido y sentido. Es comprensión, pero también es acción en el
sentido de la utilidad actual de este conocimiento, más allá de una nueva
interpretación busca la transustanciación, la transformación de lo existente en
otro poder colectivo y más profundo.
Entre las acepciones de historia, se pueden establecer:
Primero en cuanto hecho ocurrido. Segundo, como escrito o historiografía de ese
pasado. Tercero, como ciencia que estudia los acontecimientos sociales; y,
cuarto, como cátedra de enseñanza en escuelas, liceos e instituciones de
educación superior. En la primera acepción entendida como: sucesos o hecho
pasado en un lugar y tiempo determinado,[7] existe una sola historia
la acepción de historia-hecho, entendida como: sucesos o hecho pasado en un
lugar y tiempo determinado.
La acepción de historia-ciencia, es relativa a la
investigación. Se divide en múltiples concepciones generadas en la mente de los
historiadores y constituye un ejercicio intelectual donde se estudian las
diferentes actividades creativas de los seres humanos de otros tiempos en un
espacio geográfico determinado, integra de esta forma las variantes: tiempo y
espacio, este es el significado en la acepción de historia-ciencia. Es una
construcción teórica que apunta y sustenta una u otra posición política.
Por este motivo, es que las historias escritas desde la
óptica oficial u oficialista,[8] hasta los momentos, son
historias políticamente definidas e intelectualmente concebidas para mantener
el sistema de explotación y opresión. Desde el romanticismo del siglo XIX,
pasando por los positivistas hasta la actualidad, la historiografía venezolana
mantiene este signo explotador.
Intencionalmente se ha hecho de
la historia, en su acepción de cátedra de estudio, “algo sumamente aburrido”,
cuando la realidad vivida y sentida, apasionada y creadora no es en absoluto
aburrida. Aburrido son algunos historiadores. Empezando porque niega la
posibilidad de hacer del conocimiento histórico y científico de los hechos
actuales, porque esto resulta peligroso para el orden burgués.
Se ha pretendido dar múltiples visiones a la realidad,
cuando en la acepción de historia-hecho solamente hay una historia concreta en
los lugares y sucesos pasados en un espacio y tiempo determinado. Es una
historia en permanente construcción que
refiere Vilar.[9]
El historiador es “militante” frente a la sociedad que
vive, nuestro caso la venezolana, es beligerante frente a las políticas de
Estado que afectan las grandes mayorías, a la globalización y la
planetarización de los proceso económicos que buscan consolidar la opresión
capitalista, estableciendo una mentalidad al servicio de los grandes monopolios
que gobiernan las finanzas mundiales, al comprender las nuevas formas que ha
tomado el imperialismo capitalista, partiendo del estudio de casos específicos
de acumulación de capital. Lo anterior conlleva entonces que la “historia disidente y militante” es una
obra que tiende a convertirse en colectiva, ya que no puede ser una visión
parcial, sino transdisciplinaria de la ciencia histórica,[10] y se fundamenta en la
epistemología de la duda y el conocimiento permanentemente, es cuestionadora.
II
La acumulación primigenia del capital,[11] basado en la violencia,
la enajenación y la rapiña, se comenzó a
gestar a raíz de la invasión a América. Ahí comenzó la carrera de lobos en
búsqueda de la hegemonía del mercado mundial. Pero el mercado como tal es un
elemento del sistema capitalista y no el sistema en sí. Países esclavistas o
feudales tenían mercado. A este es necesario agregar el carácter mismo de la
producción y las relaciones sociales que engendra, cuando perecen los medios de
producción directos (artesanales) y se incentiva la producción social y de
mercado. Entonces es cuando se organiza el trabajo como producción social por
medio de la especialización y la división de este trabajo, la combinación con
las ciencias naturales y la implantación del mercado mundial desde el siglo XVI
que “inaugura la historia moderna del capital”.[12]
Si es tomado como parámetro arbitrario un gran triunfo del
capitalismo, como la revolución francesa (1789), se hallará que a finales del
siglo XVIII el capitalismo era el modo de producción hegemónico a escala
mundial. Pero el proceso de acumulación originaria del capitalismo de Europa se
realizó en base a la expropiación, la extracción de los minerales existentes en
América, que sirvieron de base inicial del capital mundial. Es decir, la
consolidación del capital que pudo derrocar el feudalismo en Europa fue con las
riquezas expropiadas violentamente de América, que no solamente constituyen la
acumulación originaria del capital, sino también de fuente para el
mantenimiento constante del sistema capitalista donde países industrializados o
desarrollados (capitalistas), necesitan de la existencia de países oprimidos
que puedan nutrir sus arcas mercantiles, estos países suavemente llamados
“subdesarrollados”, son una fuente necesaria para la pervivencia del
capitalismo mundial.
En estas líneas se consideran algunas de las pautas que
pueden definir la “Historia disidente y
militante” tanto en la investigación como en la enseñanza de una historia
diferente, dinámica, que comprenda las grandes coordenadas de los procesos
históricos en el entendido de un compromiso con las grandes mayorías
desposeídas que ha dejado el surgimiento y consolidación del capitalismo.
Se asume la posición teórica que proporciona el
materialismo histórico porque, hasta los momentos, es a partir de esta
concepción se puede llegar a una compresión desde el punto de vista de
causalidad de los procesos histórico-sociales. Pero no se pretende desconocer
los aportes generados por otras corrientes teórico-metodológicas. Se puede
afirmar, junto a Charles Wright Mills, que “Nadie
que no se adentre a fondo en las ideas del marxismo puede ser un científico
social idóneo; nadie que crea que el marxismo ha dicho la última palabra puede
serlo tampoco”.[13]
El marxismo permite la comprensión de la dinámica social
desde el cambio y beneficio de los desposeídos, una historia que se fundamenta
en el materialismo histórico, una historia que se construye y reconstruye
constantemente[14],
la cual puede compartir espacios de método y métodos otros planteamientos, ya
que no existe contradicción, por ejemplo, entre los planteamientos de la teoría
marxista de estudio histórico y las propuesta de la Escuela de los Annales, como
lo ha demostrado Brito Figueroa.[15]
Tradicionalmente se ha afirmado que la formación
económica-social en Venezuela, a partir de la llegada de los colonizadores
europeos, se inscribe dentro del contexto capitalista mundial,[16] haciéndose necesario
observar que un punto a profundizar en este análisis, es el dado por los
criterios actuales sobre los países subdesarrollados, que permiten afirmar que
éstos no solamente sirven de acumulación originaria sino también de elemento
permanente de sustentación del capitalismo, enajenando al trabajador.
Realizar un trabajo consiste en objetivar un producto. La
realización del trabajo se manifiesta como privación de la realidad del
trabajador y la objetivación (producción) como pérdida y la esclavización del
trabajador al objeto, mientras que la apropiación se convierte en extrañamiento
o enajenación del trabajador. Por eso el trabajador se siente hacia el producto
de su trabajo como hacia un objeto ajeno a él. Efectivamente mientras más se
esfuerza el trabajador en su labor, más fuerte es el mundo material creado por
él, pero que no le pertenece y al mismo tiempo se hace mayor la pobreza y su
mundo interior, en consecuencia menos se pertenece el trabajador a sí mismo.[17]
La enajenación se manifiesta claramente en la producción,
cuanto mayor es la producción menos objetos puede adquirir, menos dignidad
tiene el trabajador; cuanto más modelado es el objeto, más sacrificio y
esfuerzo le cuesta al trabajador y produce mayor deformación en el productor;
cuando aumenta el poder del trabajo convierte en impotente a quien lo hace;
mientras más ingenioso sea el trabajo más embrutecido y esclavo es el
trabajador.
El trabajo como actividad enajenada, en cuanto aliena al
hombre de la naturaleza y se enajena a sí mismo, en la actividad vital. En una
sociedad de clases esta enajenación del trabajo se manifiesta en todas las
formas de producción y utiliza todas las instituciones sociales para su
mantenimiento y reproducción. El Estado, la familia, la religión, la ciencia,
el arte, medios de comunicación, la educación, las leyes, entre otras, que son
manifestación de la enajenación interior del hombre y la sociedad a las cuales
sirve de instrumentos para mantener el orden social.
En la literatura que Marx dejó hay un uso indistinto de las
categorías de formaciones económico-social y los modos de producción. La
diferenciación se dio después, con los posteriores estudiosos del marxismo,
como Luis Althusser, Etienne Balibar y Nicos Poulatzas quienes plantean que la
formación económica y social es la conjugación, la suma, de la infra y la
superestructura o la conjugación de varios modos de producción,[18] siendo esta división discutible
y puede utilizarse indistintamente la categoría formación económico social y
modo de producción, en cuanto sea necesario.
En el caso venezolano y latinoamericano ¿Hasta qué punto es
válido hacer referencia a un “modo de producción predominante”? No parece muy
acertado, ni creativo, continuar con los viejos esquemas de feudalismo,
esclavismo o capitalismo o de una simple conjugación de estos modos de
producción europeos que, en definitiva, no aportan ni clarifican los procesos
históricos específicos.
Si resulta insuficiente referirse a un modo de producción
predominante, también lo es plantear la existencia de los trillados semi:
semifeudal, semicapitalista, semiesclavista; como también es insuficiente y
erróneo la conjugación de una y otra categorización como “feudalismo
venezolano”, “mano de obra enfeudada”. En la caracterización de los fenómenos
socio-históricos no hay lugar a medias tintas, es una cosa o es otra. Es
feudal, capitalista, esclavista o no lo es.
En el Prefacio a la Contribución de la Crítica de la Economía Política,
Marx escribió: “Esbozados a grandes rasgos, los modos de producción asiáticos,
antiguos, feudales y burgueses modernos pueden ser designados como otras tantas
épocas progresivas de la formación social económica”. En ningún momento Marx
afirmó que estos son los “únicos” y tampoco que ese es el orden estricto.
Siendo más claro aun cuando plantea la existencia de “otras tantas épocas
progresivas de la formación social económica”, las cuales no estudió ya que su
principal prioridad era el modo de producción capitalista.
Es pues labor de la “Historia
disidente y militante” definir períodos desde la óptica de los procesos
económicos-sociales, las características y formas específicas de producción, en
cuanto actividad diseñada y planificada para realizar acciones que permiten
obtener determinados fines productivos, bienes de consumo. Estos son “sistemas económicos” definidos por Maurice
Godelier como una combinación determinada de modos específicos de producción,
de circulación y reparto de los bienes de consumo.[19]
Esta combinación de modos de producción: el comunal
aborigen, rasgos esclavistas y feudales no solamente coexistieron, como se ha
afirmado tradicionalmente. Fue una relación más profunda. Fue “la fusión”, en
palabras de Marx: la unión, el híbrido. De allí que aun cuando se presenten
elementos de feudalismo o esclavismo, como por ejemplo, los hubo desde la
colonia, durante el siglo XIX, e incluso en el XX, son elementos que no se
pueden tomar como semi-modos de producción. Marxistas que no se han ubicado en
la posición ortodoxa han llegado a las mismas conclusiones, como Armando
Córdova.[20]
Entonces, en sentido estricto, esta propuesta no es nueva.
El Enfoque, quizás, para conjugar estos conocimientos ya adquiridos y
procesados, comenzando la búsqueda creativa de respuestas a los planteamientos
que se han dado. Sin dogmas preestablecidos. Sin pretender “verdades
absolutas”. Sencillamente intentan hallar el sentir del pueblo constantemente
oprimido y explotado de diversas formas y bajo diversas circunstancias. A estos
territorios no debe trasplantarse de manera mecánica los modos de producción de
Europa ya sea de forma completa o a medias.
Estas tierras americanas (y venezolanas), están
caracterizadas por la condición de subdesarrollo. Donde no existe una sucesión
de los modos de producción clásicos de Europa sino un híbrido, con un
desarrollo desigual y combinado donde coexiste, se mezclan, imbrican e
interrelacionan formando una unidad las diferentes formaciones sociales o modos
de producción precapitalistas que van a crear y enriquecer el mercado mundial. Es
característica, entonces, la heterogeneidad que posee un conjunto de elementos
que lo conforma. Esta es la relación matriz que regula la estructura económica
y social que se establece en Venezuela y América y que va a contribuir a la
formación y hegemonía del capitalismo mundial.
La producción colonial que se desarrolló en estas tierras
se manifestó de dos maneras bien determinadas: una economía de subsistencia que les proporcionaba la alimentación y
cubría las necesidades básicas de las fuerza de trabajo, oprimida y explotada
de las mayorías poblacionales, con la cual se garantizaba la reproducción de la
fuerza de trabajo, ésta se dio a través de las “siembras y potreros comunales”
y de “las trojes de comunidad” que se establecieron; y una economía de mercado donde la producción se realiza organizada como
tal, produciendo mercancías ya fuera en forma de ganado, cueros, cacao, añil,
caña de azúcar, tabaco o café en gran escala. Esta producción llegaba al
mercado mundial y se convirtió en el transcurso del tiempo en hegemonía
capitalista, prevaleciendo a nivel mundial sobre las demás formas sociales.
Un mercado que recibía aportes de mercancía y que
caracterizó gran parte de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, con diferentes
modificaciones, bajo diversas circunstancia pudendo ser a través de la vía legal
o del contrabando. Nuestro pueblo constituido básicamente por indígenas,
esclavos africanos y sus descendientes, empobrecía (y empobrece) cada vez más,
aunque sea mayor la riqueza que produce. El trabajador, productor, jornalero,
peón u obrero se convierte en una mercancía cada vez más barata, en tanto crea
más riqueza, porque esa riqueza llega a manos del ungido señor. Esos mismos
señores que antaño eran los “hijosdalgos”, sangre azul; blanco peninsular o
criollo que aprovecho su riqueza para explotar económica y socialmente a los
pobres, las mujeres indígenas y africanas (y sus descendientes) fueron
sometidas a la opresión sexual, esto es lo que se ha dado a llamar como
“mestizaje”, en la historiografía clásica, en el empeño de hacer creer que
somos el “crisol de razas en el mundo”, para así intentar borrar la explotación
(hasta sexual) a que son sometidas las clases explotadas.
Las mayorías oprimidas se convierten en mercancía, cuya
producción se halla en razón inversa al poder y la riqueza que produce. Es
decir, tanto más producen los explotados, más riquezas acumula los dueños del
poder y la producción. Entonces se acumula más capital en pocas manos y crece
la miseria y la pobreza de las mayorías. Así se incrementa la diferencia entre
propietarios y desposeídos de bienes materiales. En la medida en que se
valoriza el mundo de las cosas, se desvaloriza el mundo de los seres humanos.
Por eso en una sociedad dividida en clases sociales, el objeto producido se
enfrenta al trabajador que lo produce como un objeto independiente, como algo
extraño al productor.
III
La “historia
disidente y militante” considera como temas problemas fundamentales, los
siguientes:
1) El capitalismo,
desde la acumulación originaria de capital en la época colonial, para el caso americano;
las formas neocoloniales de inversión de capital, el surgimiento del capital
delictivo, las nuevas modalidades de capital como las Franquicias. Abarca desde
las manifestaciones de acumulación originaria de capital, a raíz de la creación
del mercado mundial, con la llegada de los europeos a América, pasando por la
consolidación de los Estados republicanos
en el sigo XIX, la conformación de las naciones, a raíz del triunfo de la Revolución socialista
rusa, la configuración del orden mundial socialismo-capitalismo, con bloques
imperialistas que determinaron la división neohistórica del mundo, y las
manifestaciones específicas en cada caso de estudio de esta dinámica, hasta la
debacle del bloque socialista en 1989, tomando simbólicamente la caída del Muro
de Berlín.
2) Los sistemas
económicos, es decir la estructura económica que posibilita la producción
de la vida material y la interacción dialéctica entre las acciones de los
individuos y las sociedades que constantemente están recreándose y reconstruyéndose.
El capitalismo ha demostrado formas de asimilación y readaptación a los cambios
más allá de lo imaginado, incluso por el mismo Marx, en consecuencia es
importante estudiar esas formas específicas de readaptación del capitalismo.
3) La sociedad colonial
americana en general y venezolana en particular; como forma de comprender las
primeras manifestaciones coloniales, cuando conformábamos parte del Estado
metropolitano español. Entonces se violentan las sociedades aborígenes que
vivían en estas tierras, en las cuales no existían clases sociales ni
explotación.
4) El problema de la
tierra, como forma de apropiación de las riquezas a través de múltiples
formas: Mercedes reales, encomiendas, composiciones. Estas fueron algunas de
las formas precapitalista de tenencia de la tierra que sirvieron de base a la
acumulación originaria de capital, implantadas desde la legada de los europeos
a estas tierras y que son necesarias comprender hasta las manifestaciones
actuales.
5) La formación de
las mentalidades e imaginarios colectivos que manifiestan las creencias
profundas de la sociedad, tanto de la oprimida como de la opresora. Muchos de
éstos han sido creados a través de diversas maneras que el Estado posee para
hacer coparticipe a las mayorías en sus ideas, como clase dominante. En la
colonia las cofradías, los censos, las promesas. En la república los símbolos,
por ejemplo, son creados ex profeso, con una intencionalidad determinada. La
psicología colectiva que refiere el nacionalismo es una manifestación de las
bases que sustentan la ideología del Estado
que la crea, tomando uno valores en ciertos momentos y desechando otros en
circunstancias determinadas. Asimismo, la religión forma parte de los valores
donde se conjugan los principios rectores del Estado y la Élite
religiosa.
6) La historia de las
ideas como manifestaciones políticas de una época en ocasiones pueden
llegar a conformarse en mentalidades, como ocurrió con la independencia y la
república. En ocasiones estas ideas no trascienden y quedan en personajes o
grupos.
7) La esclavitud
como forma de opresión en la época colonial y en los inicios de la república
–en el caso venezolano–. El esclavo, sin embargo, el esclavo no es una máquina,
ya que es un productor y no un producto. Un ser social que no puede ser
producido mecánicamente, aunque su trato era extremadamente cruel, por ejemplo,
moría casi la mitad de la población capturada durante el viaje y el precio
estipulado por los costos de captura y traslado era prorrateado entre los
sobrevivientes. Forma importante para entender el proceso de alienación y
enajenación de los seres humanos convertidos en “mercancía”, gracias a la
dialéctica del capitalismo.
8) La formación de la
clases sociales, las dinámica existente entre ellas, la existencia de las
poderosas y a formas que éstas se apropian del trabajo de las mayorías; el
surgimiento de nuevas clases; asimismo de sub-clases, estratos, o niveles de
división social. Se considera aquí las oligarquías locales, regionales e
internacionales que surgen en la dinámica histórica específica.
9) Las rebeliones
populares y/o militares, como manifestación de la lucha de clases, desde la
época colonial hasta la actualidad, son importante para el estudio y
comprensión de la dinámica de clases, ya que ninguna sociedad acepta firmar su
acta de defunción de buena manera. En consecuencia establece líneas de acción
violenta, en ocasiones o de resistencia pasiva que deben ser estudiadas y
comprendidas en la dinámica de la sociedad que se estudie.
10) Para la “historia
disidente y militante” es importante considerar el tema-problema de la
nacionalidad, cómo se conformó la nación y cuales elementos fueron considerados
para los principios nacionalismo, en cuanto éste es una creación, una invención[21] para hacer que los
colectivos tengan un imaginario común, una mentalidad que posibilite al Estado
mantenerse.
Estos
temas-problemas entre muchos otros, tienen como fundamento la comprensión de la
historia, desde especificidades hasta generalidades que sinteticen la dinámica
socio-cultural de nuestros pueblos. En consecuencia, la “historia disidente y militante” es una historia comprometida con
los grandes sectores populares, las mayorías hasta ahora oprimidas, excluidas
de su propia historia. Tiene un amplio sentido social y, sobre todo es
manifestación de un profundo respeto y amor hacia una humanidad más justa y
equilibrada.
* Conferencia de Clausura del
“IX Simposio Internacional de los Llanos
Colombo-Venezolanos”, realizado en Villavicencio, Colombia, expuesta por
Armando González Segovia el sábado 9 de diciembre de 2006.
** Suscriben esta versión:
Dulce Marrufo, José Pascual Mora García, Armando González Segovia, Arnaldo
Guédez, Segundo Ceballos, Suzuki Margarita Gómez, Ángel Velásquez. Manifiesto. Historia disidente y militante,
en: Heurística: revista digital de
historia de la educación, Nº. 8, 2007, pp. 82-97.
[1] Diógenes Molina Castro. Clase Magistral dictada a la IV Cohorte de la Maestría en Historia de
Venezuela del Convenio UCLA-UPEL/IPB. Barquisimeto, 17 de marzo de 2007.
[2] Cfr. Mora García, Pascual (2005) “Conferencia
inaugural de la III
Cohorte de la
Maestría en Historia-UCLA” (mayo 2005). Publicada en
revista Heurística 2006-B.
[3] Véasea: Marc Bloch. Apología de la Historia o el Oficio del
Historiador. Caracas-Barquisimeto, 1986, o la edición más reciente: Apología para la historia o el oficio de
historiador. Anotada por Étienne Bloch, Prefacio Jacques Le Goff. México,
2001.
[4] Federico Brito Figueroa. Historia disidente y militante. Bogotá,
2000.
[5] Manuel Moreno Fraginals. La historia como arma y otros estudios sobre
esclavitud. Barcelona-España, 1999.
[6] “Toda historia debe ser pensada sociológicamente, toda sociología debe
ser pensada históricamente”, nos recuerda el maestro Pierre Vilar. Pensar históricamente. Barcelona, 1997,
p. 71.
[7] “...Para muchos, la
materia de la historia es saber cualquier cosa pasada” mientras que para otros “Es el terreno
de los hechos destacados” y en algunos casos a este conjunto se
incluye “los grandes rasgos de la evolución humana” que ha “dependido
sobre todo del resultado estadístico
de los hechos anónimos”, véase: Pierre Vilar. Iniciación al Vocabulario
del Análisis Histórico. Barcelona, 1981, p. 26.
[8] Se distingue entre historia oficial y
oficialista en el sentido que la primera es avalada desde los aparatos
ideológicos del Estado, esto es los Ministerios de Educación, mientras que las
segundas no cuentan con este apoyo, aunque refieren materialmente los mismos
principios ideológicos.
[9] Ibid.
1983.
[10] En el caso de Brito Figueroa, tanto en el libro “Historia
disidente y militante” citado aquí, y el
tomo IV de la “Historia Económica y Social de Venezuela”. Caracas, 2000, son obras
colectivas.
[11] Véase una aproximación inicial en:
Armando González Segovia y Eloisa Fuentes. “Apuntes
a la periodización en la historia de Cojedes”. San Carlos, Boletín del Archivo Histórico del Estado
Cojedes, Nº 2, enero-marzo, 1995, pp. 49-64.
[14] Utilizamos prestado el concepto de historia marxista,
historia en construcción expuesto por Vilar: Economía, derecho, historia… Op.
Cit., 1983.
[15] Federico Brito Figueroa. La Comprensión
de la Historia
en Marc Bloch. Caracas-Barquisimeto-La Victoria, 1996.
[16] “El
descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de
exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen,
el comienzo de la conquista y saqueo de las Indias Orientales, la conversión
del continente africano en casadero de esclavos negros: son todos hechos que
señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos
idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de
acumulación originaria. Tras ellos, pisando sus huellas, viene la guerra
comercial de las naciones europeas, cuyo escenario fue el planeta entero”,
Carlos Marx. El Capital. tomo I, p.
638.
[17] “El
trabajador deposita su vida en el objeto pero una vez creado éste, el
trabajador ya no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece al objeto. La
enajenación del trabajador en su producto no solo significa que su trabajo se
convierte en un objeto, en una existencia externa, sino que esta existencia se
halla fuera de él, es independiente de él y ajena a él. Representa un poder
propio y sustantivo, que la vida infundida al objeto se enfrenta al productor
como a algo extraño y hostil”, Carlos Marx. Manuscritos económico-filosóficos de 1844. México, 1968. pp. 75-76.
[18] Luis Althusser y
Etienne Balibar. Para Leer el Capital. México, Siglo XXI, 1969;
Nicos Poulantzas. Poder Político y Clases
Sociales en el Estado Capitalista Actual. México, 1969.
[19] “Qu’ est-ce qu’ ‘système’ économique pour
Marx? C’est une combinaison determinée de modes spécifiques de production, de
circulación, de réparticición et de consommation des biens matériels”,
Maurice Godelier. Sisteme, Structure et
Contradiction dans ‘Le Capital’. Les Temp Modernes, nov. 1966.
[20] “Los
partidarios de la tesis feudal buscan en las sociedades coloniales americanas
los elementos que, a su juicio, caracterizan el feudalismo, y no puede negarse
que a su modo, lo encuentran: monopolio de la propiedad territorial, relaciones
de servidumbre, contraposición entre ciudad y campo, relaciones de dependencia
social escalonada, etc. De allí concluyen acerca del carácter feudal de dichas
sociedades, dejando de lado importantes elementos que nada tienen que ver con
el feudalismo. Los partidarios de la tesis capitalista, por su parte, subrayan
elementos que según ellos, demuestran el carácter esencialmente capitalista de
la organización productiva colonial: incorporación al mercado mundial,
acumulación de capital, existencia de comercio en gran escala, carácter
complementario de la producción, etc. Pueden además siguiendo los mismos
procedimientos, encontrarse los elementos de la formación esclavista y, en este
caso, con mucha más claridad que los capitalistas y feudales”, Armando Córdova.
Marxismo y Subdesarrollo. Caracas,
UCV, 1975; Silvio Villegas. “¿Una
Formación Económico-Social Latinoamericana?”. 1977. p. 543.
[21] Véase, entre otros, dos textos fundamentales: Eric Hobsbawn. La
Invención de la Tradición. Barcelona, 2002; y de Benedict
Anderson. Imagined
Communities; Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London. 1983, versión en
castellano: Comunidades
imaginadas. reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo.
México, 2006.
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