Muchas veces Paulo Freire refirió a los “libros
hablados”, para referir aquellos que integraban entrevistas donde las
inquietudes de otra persona motivaban respuestas de sus propias inquietudes. Estas
entrevistas permiten una visión de su propuesta educativa hablada. En la
siguiente, realizada por Rosa
María Torres investigadora del hecho educativo, reflejas sus inquietudes y las
de Freire quien pretendía –y lo logró– dejar un legado de lucha e insumisión contra
lo establecido que representaba discriminación, opresión y desigualdad
Yo quisiera morir dejando un mensaje de lucha[1]
Entrevista por Rosa María Torres, Ecuador/Argentina[2]
(Tomado de:
Presentación
La entrevista que
sigue tuvo lugar el 3 de septiembre de 1994. Se realizó en Sao Paulo, Brasil,
en la casa de Paulo Freire, y en presencia de Nita, su mujer. Yo venía de
asistir, en Brasilia, a la Conferencia Brasileña de Educación para Todos, en la
que se lograron importantes acuerdos para el magisterio brasileño. Previamente
había acordado con Paulo y con Nita pasar a visitarles en Sao Paulo, y él había
aceptado mi propuesta de una entrevista centrada en el tema docente, un tema
que le inquietó siempre y que fue abrazando con cada vez mayor convicción y
firmeza en los últimos años.[3]
Lo que se dio, en
los hechos, fue un diálogo vivo y rico en torno a los nuevos escenarios de la
educación brasileña y latinoamericana, y, en ese marco, un compartir de
nuestras respectivas visiones y propuestas. El texto que se incluye aquí registra
únicamente la segunda parte de esta conversación, a la que di el carácter de
entrevista.
Mi idea era
publicar el texto en "Education News", el boletín trimestral de
UNICEF, del cual yo era entonces editora. No obstante, fundamentalmente por
razones de espacio, siempre se fue quedando para el próximo número. La última
vez que hablé con Paulo le recordé que tenía todavía aquella entrevista
pendiente, me comprometí a traducirla (la entrevista fue realizada en
portugués) y le aseguré que se publicaría en este año 1997. Cumplo ahora con
esos compromisos, aunque Paulo, maestro y amigo muy querido para mí, ya no está
para verlo. Al publicar esta entrevista contribuyo además con su deseo,
expresamente reiterado aquí y en esa oportunidad: "Yo quisiera morir
dejando un mensaje de lucha"
Rosa María Torres
Buenos Aires, 9
de mayo de 1997
Entrevista a Paulo Freire
(Sao Paulo, 3 Septiembre, 1994)
ROSA MARIA TORRES (RMT): Paulo, quisiera que habláramos
hoy sobre los educadores, su situación, su formación, sus perspectivas.
PAULO FREIRE (PF): Voy a referirme principalmente a
los profesores brasileños.[4] Pero mis consideraciones
sobre los profesores brasileños se aplican perfectamente a toda América Latina,
en mayor medida en un lado que en otro.
En primer lugar,
hay que decir que en la historia de la educación y la política brasileña hay un
descuido total de la educación, una falta de respeto que espanta, que duele. Al
mismo tiempo, en el discurso de los candidatos políticos –no importa si para
Presidente de la República, Gobernador de Estado, Prefecto, Concejal o
Diputado– hay siempre un lugar especial para la educación. Ellos siempre
aseguran que la educación y la salud, en su gobierno o en su análisis de la
problemática, constituyen una prioridad. Sucede, no obstante, que la práctica
posterior del elegido resulta absolutamente contraria al discurso, es la
negación de dicho discurso. Lo que observamos es que el profesorado, sobre todo
en tiempos recientes, comienza a querer tomar su carro en sus propias manos.
Siempre que protesta, que se reúne, moviliza, organiza y hace huelga, el poder
habla y dice: "En realidad, reconocemos que los profesores tienen razón,
que ganan muy poco. Pero no tenemos dinero".
En un libro que
acabo de publicar, titulado "Cartas a Cristina",[5] ataqué duramente ese
discurso oficial. Este texto fue aprovechado inclusive por una organización de
madres, padres y profesores que asumió con seriedad la lucha en favor de los
profesores del Estado. Antes incluso de que saliera el libro, el abogado de
ellos me pidió permiso para usar una página que contenía una crítica a la
administración de Sao Paulo, justamente una página en la que sugiero a las
familias que impulsen la bandera y las luchas del profesorado de enseñanza
primaria y secundaria. Sugiero que padres y madres también se organicen para
pelear contra el Estado. Y digo que el discurso de la imposibilidad es
mentiroso.
Yo estoy
absolutamente convencido de que es preciso que un gobierno decida políticamente
y pruebe que hay dinero para pagar mejor, menos indecentemente, a los
profesores. Mira bien: ni siquiera estoy luchando por que se les pague
decentemente; estoy todavía en la etapa de afirmar que es preciso pagarles
menos inmoralmente.
No quiero decir
que los ministros que afirman que no hay dinero para pagar sean realmente
mentirosos. Pero los que no son mentirosos, están ideologizados. Es decir,
tienen un velo en la cara y no pueden ver la realidad. Un aspecto que considero
fundamental es el que tú mencionaste antes de iniciar esta entrevista: la
necesidad de reorientar la política de gasto público. Los Secretarios de
Educación no son tanto mentirosos como ingenuos.
Hay tres o cuatro
rubros en la vida pública brasileña que, si se tomaran en serio, dejarían
dinero de sobra para pagar al profesorado. Sería necesario hacer a nivel de
Estado, de Municipio y de país un estudio de la administración pública, de los
disparates que se dan en torno a los salarios. Hace poco se intentó hacerlo
pero no se pudo por las presiones enormes que existen por parte de los grupos
de presión dentro de la estructura del Estado, que no quieren perder los
privilegios. O sea, es una lucha muy dura, pero es preciso darla.
RMT: ¿Qué implica
esa lucha para los distintos sectores involucrados?
PF: Yo pienso que
el Congreso debe entrar en esto también. No es posible que los diputados se
reúnan y aumenten sus salarios en porcentajes fantásticos, y no los de los
demás, los de los profesores. Es toda la maquinaria del gobierno la que tiene
que entrar en esto. Primero, es preciso que haya decisión política. Sin
decisión política no puede hacerse, pues esta lucha en el fondo es política e
ideológica, no administrativa. La decisión de ser decente es, substantivamente,
una lucha política. Ahora, yo no estoy en capacidad de decir qué es lo que hay
que hacer.
Hay gente que me
dice: "Realmente Paulo, el Estado no tiene dinero. Si se tratara de
aumentar a los Procuradores del Estado, los abogados de los diferentes sectores
del Estado, entonces sí se puede dar un buen aumento, pues estamos hablando de
150, 300 personas. ¡Pero los profesores son 300.000!". Este es un
argumento falso. Porque lo que requerimos saber es si la educación es o no es una
prioridad. Si es una prioridad, la prioridad se manifiesta con presupuesto, con
dinero. Hablar del discurso de la prioridad sin tener en cuenta cómo se
constituye la prioridad, es una mentira, es traición al concepto mismo de
prioridad.
RMT: Un argumento
corriente hoy en día para no aumentar los salarios docentes es que los
salarios, por sí solos, no mejoran la enseñanza, es decir, el desempeño del
profesor en el aula de clase.
PF: Yo tengo una
respuesta muy fácil para eso. El salario solo no hace milagros. Pero sin un
salario decente no es posible comenzar nada. Hay un cierto punto a partir del
cual el argumento del salario por sí solo se torna válido. Pero no es posible
usar ese argumento en un municipio como Maceió, donde las profesoras ganan 10
reales por mes.[6] En
Sao Paulo se está pagando entre 130 y 187 reales. ¡Es un absurdo!
Evidentemente, el
salario sólo no es señal de competencia pedagógica y política del magisterio.
Pero un buen Secretario de Educación no puede impulsar la formación permanente
del magisterio si los profesores no tienen dinero ni siquiera para comprar el
periódico, mucho menos un libro. Una mujer que sale de su casa afligida con su
problemática familiar, consciente de que los salarios de ella y de su marido no
alcanzan para hacer frente razonablemente a las dificultades, esa mujer, por
maravillosa que sea, no puede ser una buena educadora.
RMT: ¿Cuál es el
complemento de un buen salario? ¿Qué más se requiere para ser un buen educador
o una buena educadora?
PF: Primero, se
requiere un salario mínimamente decente. Segundo, un respeto real a la tarea
del magisterio. La educación y los educadores tienen que ser respetados:
respeto personal, trato cortés, decente, serio. En tercer lugar, la
organización política del magisterio debe tener como una de sus tareas la
formación permanente de los profesores. El poder público debe por un lado
estimular y por otro ayudar a las organizaciones del profesorado para que
cumplan el deber de la formación permanente. Y, allí donde no puedan hacerlo
los propios organismos sindicales, que lo haga el Estado.
El Estado puede
ayudar, como lo intentamos en la Prefectura de São Paulo, pagando horas para
que los profesores estudien. Si la educación es realmente una prioridad,
entonces hay que conseguir el dinero para que los profesores, en su casa o en
la escuela, tengan horas para estudiar dentro de la jornada de trabajo. Los
cursos de formación permanente deben ser pagados. El magisterio tiene que
recibir su salario sin descuentos. La comprensión que el poder público tiene
del trabajo del magisterio debe incluir las horas en que el profesorado está
preparándose para ser mejor profesor.
RMT: Es generalizada
hoy la crítica a las organizaciones docentes en el sentido de que están
centradas en el reclamo por los salarios, descuidando otros aspectos de la
valorización y la profesionalización de los educadores.
PF: Bien, yo
también haría esa crítica. Pero la haría sólo después de que el magisterio
tuviese asegurados todos esos derechos y continuase no queriendo luchar por
mejores condiciones de trabajo. Cuando el gobierno dice: "Es claro que el
profesor tiene derecho de ganar más, pero no tenemos dinero", eso es
hipocresía, eso es mentira. Si se da la situación de que, teniendo tiempo
remunerado para estudiar y contando con una formación permanente pagada por el
Estado o por el Municipio, los profesores se niegan a dar clases, esto debe ser
sancionado. Pero yo no puedo generalizar esa crítica antes de que los derechos
mínimos del magisterio estén asegurados. Creo que un gobierno serio, que
dedique sus cuatro años de administración a hacer esto, tiene derecho a exigir
del profesorado una productividad mucho mayor que la actual.
RMT: ¿Cómo empezar a
resolver el conflicto entre padres de familia y profesores, que tienden a
percibirse unos a otros como bandos opuestos antes que como aliados en el campo
educativo?
PF: También ésta es
una cuestión ideológica. Yo encuentro que el enfrentamiento entre familias y
profesores existe sobre todo en las áreas proletarias, en las áreas pobres de
las ciudades, donde la clientela escolar es la clase trabajadora o la clase
media baja. He participado en reuniones de padres de familia y profesores en
algunas escuelas particulares ubicadas en zonas ricas y no encontré nada de
esto. La certeza que tengo es que hay un trasfondo ideológico elitista que
funciona en la cabeza, o en el cuerpo, del profesor. En los cursos de formación
del magisterio no se discute la cuestión de la ideología, la relación entre
ideología y educación, el tema de cómo la ideología nos ciega, nos vuelve
miopes y vuelve opaca la realidad. Entonces, se ha metido en la cabeza de los
profesores, incluso de aquellos que comparten la misma condición de clase, que
las familias llamadas pobres son incompetentes.
RMT: No obstante,
hay problemas y contradicciones reales que cruzan a todos los sectores
sociales. Por ejemplo, el tema de la presencia o la ausencia de los profesores.
Los padres de familia exigen que los profesores estén presentes, que den
clases. Los profesores, por su lado, y sobre todo dadas las condiciones
actuales, faltan, se ausentan, hacen huelga.
PF: Exacto. Ahí
tienes un problema que afecta a las familias independientemente del corte de
clase. Las huelgas, por ejemplo, de las que se valen los profesores para
defender su situación, afectan tanto a las familias de buen nivel de vida como
a la familia proletaria.
Algunos años
atrás, 3 o 6 años atrás, el Presidente de la APOS (Asociación de Profesores del
Estado de Sao Paulo), durante una huelga general del profesorado del Estado, en
un debate televisivo, fue acusado de que los profesores y profesoras del Estado
no estaban cumpliendo con su tarea fundamental que era enseñar, dar clases. El
dio entonces una respuesta fantástica: "No, eso no es cierto. Nosotros no
dejamos de enseñar en ningún momento. Nosotros estamos enseñando lo que
significa la lucha democrática". Los padres de familia no entendieron aún
esa lucha y es por eso que, en el libro que ya mencioné antes, digo que, en
lugar de ponerse en contra de los profesores, los padres de familia deben
reaccionar contra el Estado y luchar en favor de los profesores, hermanarse con
ellos.
RMT: Por un lado,
hay que trabajar en esto con los profesores. ¿Qué hacer, cómo trabajar con los
padres de familia?
PF: Los organismos
del magisterio deberían asumir, como tarea política, no únicamente luchar
contra el Estado, sino luchar política y pedagógicamente durante todo el año
para lograr la alianza con las familias. Esta debería ser tarea de la propia
escuela y de los partidos progresistas. Estos no deberían hablar de educación
únicamente en período de elecciones; deberían tener departamentos vivos todo el
tiempo, manifestándose a través de la prensa, por ejemplo. ¿Cómo meter el tema
en los llamados "medios de comunicación"? Unos medios de comunicación
que están siendo cada vez más "medios de hacer comunicados", de
ideologizar contra los intereses populares. ¿Cómo interferir en los programas
de televisión para clarificar ideológicamente nuestra propia lucha?
RMT: Las huelgas y
paros docentes se han multiplicado en los últimos años en todo el mundo, y
sobre todo en América Latina, pero ya no resuelven los problemas de los
educadores. ¿Qué conclusión sacas al respecto?
PF: Esa es una
pregunta fundamental que deberíamos hacernos todos desde una perspectiva
progresista. En el mundo actual, donde la globalización de la economía es uno
de los momentos fundamentales de la llamada post-modernidad, las
multinacionales pueden hoy, por ejemplo, con enorme facilidad, desplazar el
centro de producción de un determinado producto de América del Sur hacia el
Asia, en cuestión de 15 días. Y pueden, de ese modo, vaciar la lucha, vaciar la
huelga de obreros involucrados en la producción de ese producto. Las
multinacionales se llevan la producción al Asia, acaban con el empleo aquí, y
no se perjudican porque inclusive consiguen mano de obra más barata.
Sólo doy un
ejemplo para mostrar que la clase trabajadora tiene que ponerse a la altura de
los tiempos, a la altura de su tiempo. No es posible resolver hoy con una
huelga problemas que fueron resueltos con la huelga veinte años atrás. Es
cuestión de eficiencia. La huelga hoy en día ya no es eficiente como vía de
lucha, y necesitamos buscar un substituto.
Una de mis
discrepancias vehementes con los analistas llamados post-modernos, sean
filósofos o sociólogos, es que ellos, haciendo un análisis muy correcto de la
situación concreta, concluyen en la imposibilidad de cambiar. Yo hago el mismo
análisis... ¡y concluyo en la necesidad de continuar luchando!. Es decir, la
diferencia entre ellos y yo es que yo no acepto de ninguna manera renunciar a
la lucha. Y, por eso, no caigo en el fatalismo que carga el neoliberalismo en
su discurso. Yo no creo que la lucha sea inviable. Lo que constato es que la
lucha a la antigua no va más.
Cuando se plantea
la cuestión de la huelga en relación al profesorado, en primer lugar hay que
tener en cuenta que los huelguistas educadores ya parten de una dificultad política
y es el propio hecho de que su huelga no altera la producción. En otras
palabras, como educadores que son, no trabajan en el proceso productivo sino en
el plano cultural. Esto disminuye considerablemente su poder. De aquí a poco la
huelga ya no será eficaz, Como ya no lo está siendo. Hubo varias luchas en las
que el magisterio terminó cansado, exhausto, y sin conquistar casi nada. Y
entonces regresa decepcionado a las escuelas.
Si yo pudiese
influenciar más a través de mis libros, a través de mi postura y de mi
posición, convidaría al magisterio y a sus dirigentes a re-examinar las
tácticas de lucha. No para abandonarla. Yo sería la última voz en decir
"No luchen" a los profesores. Yo quisiera morir dejando un mensaje de
lucha. Ahora, si tú me preguntas: "Paulo, ¿tienes alguna sugerencia
concreta?". Yo te digo: "No, no la tengo". Lo que tengo es la
certeza de que no es posible el fatalismo. Puedo concluir que la huelga ya no
tiene el sentido que solía tener, y por eso quiero saber cuál es su substituto.
Lo que no podemos hacer es cruzarnos de brazos.
RMT: Vamos al tema
de la formación docente. Hoy en día, para muchos la eficacia de la formación y
la capacitación docente está en duda. No se ven resultados claros ni a nivel de
la enseñanza ni a nivel del aprendizaje, ni entre los profesores ni a nivel de
sus alumnos. ¿Cómo ves tú esta cuestión? ¿Dónde radican los problemas?
PF: Yo no tengo
duda de que una formación bien hecha continúa siendo no sólo eficaz sino
indispensable.
RMT: Pero, ¿qué
quiere decir bien hecha? ¿Cómo se hace?
PF: Voy a intentar
explicar lo que significa para mí "bien hecha". Para mí, la formación
permanente sólo tiene sentido, sólo es inteligible, cuando involucra una
relación dialéctica, contradictoria, entre práctica y teoría. Al examinar la
experiencia formadora o capacitadora, lo que interesa ver es exactamente cómo
se dan en esa experiencia las relaciones entre práctica y teoría. Porque la
formación está ahí; la formación se da en la relación entre teoría y práctica,
no sólo en la teoría ni solamente en la práctica. Y entonces ahí tenemos
diferentes caminos, diferentes métodos, para concretar esta relación.
Cuando fui
Secretario de Educación en la Secretaría de Educación de Sao Paulo nos
propusimos y vivimos un proceso de formación permanente con 35.000 profesores.
RMT: Cuéntanos cómo
fue ese proceso.
PF: Se hizo a
través de grupos de formación. ¿Qué hacía cada grupo? Precisamente, discutía su
práctica. En una sala se reúnen 25 o 30 profesores que trabajan en
alfabetización infantil y se cuenta con un equipo de dos o tres personas que
coordinan el encuentro. Las personas que coordinan deben tener, obviamente, un
nivel mayor de conocimientos teóricos y científicos que el que tiene el grupo
con el que trabajan. En determinado momento de la reunión, una profesora habla
y dice: "Yo quisiera exponer al grupo mi práctica y algunos obstáculos que
vengo encontrando y que no he logrado resolver". Y lo hace. En ese
momento, ella concretiza el obstáculo con el cual se ha enfrentado. Y entonces
sí vienen Vigotski, Emilia Ferreiro, los estudiosos que han estudiado y
continúan estudiando ese problema y que han planteado explicaciones teóricas
para entenderlo y encararlo. Es así que se enseña a Vigotski, y no a través de
conferencias sobre Vigotski. Es esto lo que debe hacerse en todos los niveles
de la práctica docente, con el profesor de lengua, de historia, de geografía,
de matemática.
Nosotros hicimos
esto aquí con ayuda de tres universidades de Sao Paulo. Teníamos un equipo muy
bueno de UNICAMP (Universidad de Campinas), la USP (Universidad de Sao Paulo) y
la PUC (Pontificia Universidad Católica), formado por filósofos, lingüistas,
cientistas políticos, profesores de lengua, de portugués, de sintaxis. Ellos
trabajaban con los técnicos, con los educadores y educadoras que actuaban en
las bases de la Secretaría de Educación.
Ahora,
evidentemente, en este intento por discutir práctica y teoría, puede llamarse
también a una persona externa para que venga a hablar específicamente, por
ejemplo, con los profesores de lengua. No obstante, esa exposición puede caer
entre gente que está acostumbrada a hacer reflexión teórica únicamente en
función de su práctica. Por eso, hacer formación solamente a partir de
conferencias, en un determinado mes del año, eso, para mí, no es formación
permanente.
RMT: ¿Cuál fue la
respuesta de los profesores al plan de formación propuesto por la Secretaría?
PF: Yo asistí a
algunos de los seminarios de evaluación que se realizaron en las subregiones en
que dividíamos el Estado de Sao Paulo desde el punto de vista
administrativo-pedagógico. ¡Fue fantástico!. Los dos seminarios municipales de
educación que se realizaron en nuestra administración llegaron a toda la red.
Se presentaron más de 375 tesis, lo que no es poca cosa. Tenemos pues evidencia
de que el magisterio, cuando se lo trata decentemente, responde.
RMT: La formación de
los profesores, ¿tuvo repercusión en sus modos de relacionarse con los alumnos
y de enseñar en las aulas de clase?
PF: La enseñanza
mejoró enormemente. Superamos en Sao Paulo 10 años de experiencia pedagógica. A
lo largo de los cuatro años de administración, cada año superaba al anterior
desde el punto de vista de la promoción de los alumnos dentro de la red
escolar.
En Brasil, el
número de niños que queda al margen de la escuela es un escándalo. El número de
los que consiguen entrar es mucho menor que el de los que no lo consiguen, y
más de la mitad de los que entran son expulsados de la escuela, es decir, la
mal llamada "evasión". Nosotros logramos disminuir drásticamente esta
última. Y lo comprobamos estadísticamente.
RMT: Te has referido
fundamentalmente a la capacitación de profesores en servicio, y esto es lo que
se hizo en Sao Paulo. Pero, ¿qué pasa con la formación inicial de los profesores?
¿Qué cambios hay que introducir aquí para que sea eficaz?
PF: Creo que aquí
también habría que hacer un trabajo parecido. He dado inclusive sugerencias a
personas vinculadas directamente a los cursos de formación.
A menudo en los
cursos de formación para el magisterio se formula la pregunta: ¿cómo sacar a
los profesores de las escuelas y llevarlos a observar aulas de clase? Hoy, con
ayuda de la tecnología moderna, no es necesario hacer esto. Se necesita un
equipo que haga buen video y un equipo que sepa discutir video, que tome el
video como un objeto cognoscible y no como un video, sino como un elemento que
inmediatiza la práctica gnoseológica del profesor dentro de su campo.
Tomemos, por
ejemplo, una escuela de la periferia, de la favela. Vamos allí y nos
presentamos como representantes de una institución de formación de profesores
que queremos hacer unos videos para mostrar a los estudiantes el contexto de la
escuela y algunas actividades pedagógicas que tienen lugar allí. Hablamos con
la directora primero, y después con el cuerpo docente. No debe ser la directora
quien seleccione a la profesora cuya clase vamos a filmar. Después de esos
arreglos preliminares, se filman las actividades de uno o más profesores con
sus alumnos. Luego se prepara el video desde el punto de vista técnico. Antes
de terminarlo, un equipo de profesores estudia el video. El video así producido
lleva la favela al aula de clase, muestra cómo juegan y cómo viven los niños,
cómo enseña el profesor, qué problemas enfrenta, etc.
El video se pasa
a los estudiantes de magisterio, en su programa de formación, sin decir
absolutamente nada. Después se les pide que lo analicen. Y se ve con qué están
de acuerdo y con qué no. Al hacerlo, los estudiantes van a discutir el
comportamiento pedagógico y político de la profesora con los alumnos. A mí,
como profesor, me toca discutir la teoría de los errores y la teoría de los
aciertos de la profesora cuyo video fue presentado en el aula. Este es apenas
un ejemplo de cómo podemos dinamizar de un modo fantástico la formación
docente.
Un día fui a dar
una charla en un colegio de formación de profesores, invitado por las alumnas
del último año. Al terminar, las alumnas se aproximaron y me dijeron:
"Profesor Paulo, estamos asustadas. Nos formamos como profesoras y ahora
estamos con miedo de que alguien nos llame a darnos empleo". Yo les dije:
"Explíquenme mejor la cuestión del miedo. ¿Están arrepentidas de su opción
por la escuela?". Respondieron: "No, queremos enseñar, pero nunca oímos
siquiera hablar de la periferia y estamos con miedo de que nos llamen a
trabajar allí. Tenemos miedo de los niños de la periferia".
Pues bien, en un
curso de formación de profesores, y hasta donde sea posible, es preciso mostrar
el país a esos jóvenes. Y, con la tecnología disponible hoy, ¡pucha! El video
fue algo imposible algunos años atrás. Ya no. Sólo no lo usa el que no quiere hacerlo.
RMT: Un último
punto, Paulo. Acaba de realizarse la Conferencia Nacional de Educación para
Todos, en Brasilia. El acuerdo que se firmó con los profesores reconoce un piso
salarial de 300 reales y la importancia de la formación permanente del profesorado.
¿Son éstas buenas señales?
PF: Mi primera
reacción a cualquier noticia en torno de la formación permanente como
preocupación central de un encuentro, es elogiarlo sin saber nada más. Después,
yo quiero saber de qué se trata exactamente. Es decir, mi primera respuesta es
positiva. Como educador, yo sé lo que significa la formación. Es por eso que
peleo tanto con los americanos, pues me resisto a aceptar que
"training" equivale a "formación". "Formación" es
mucho más que "training". Entonces, la formación de los educadores, y
los análisis en torno a ésta, tienen gran importancia.
RMT: ¿Qué opinas del
piso salarial?
PF: Encuentro que
todavía es poco. Tal vez haya gente que diga que no es posible más, que más que
eso ultrapasaría todas las posibilidades. La cuestión es que, en el momento que
uno comienza con un piso como ese, uno no puede dejar de estar preocupado por
saber si en verdad la educación es una prioridad.
La educación es
prioritaria porque en el análisis general que hago de la vida y de la existencia
humana, el fenómeno educativo es absolutamente fundamental, La educación no es
la llave de todo, pero sin ella nada se hace. Entonces, si eso es verdad, yo
tengo que preocuparme diariamente con ese piso, con ese mínimo, debajo del cual
los profesores no pueden vivir ni trabajar decentemente.
RMT: Todos hablan
hoy de la "valorización del profesor". ¿Qué entiendes tú por
"valorización del profesor"?
PF: Cuando tú
viniste aquí esta tarde a hablar sobre esto, tú ya estabas valorizando al
profesor. Cuando me propusiste este tema, es porque tú ya apostabas a que yo
también valorizo al profesor. Tú viniste aquí hoy no sólo como una profesional,
una buena profesional de América Latina, sino encarnando una tarea política,
indiscutiblemente, en defensa de la valorización.
¿Qué es
valorización? Es el respeto a la dignidad del profesor, de una persona sin la
cual la educación no es prioridad. Valorizo algo o alguien en la medida que lo
considero fundamental en relación con mis objetivos y sueños. Y mis sueños,
aquellos por los cuales he luchado, no pueden estar disociados de la práctica
educativa. Entonces, valorizar al profesor no es sólo una obligación ética sino
una obligación política que se fundamenta en la ética. Si no valorizamos a los
educadores tenemos pocas posibilidades de hacer de éste un país mejor. Ahora,
la valorización no se detiene en el verbo, no sólo se trata del discurso sobre
la valorización sino de la práctica del discurso.
Me asiste la alegría de decir que fui Secretario
de Educación del Municipio de Sao Paulo junto con Luiza Erundina.[7] El mérito es mucho más de
Erundina que mío, pero el hecho es que fueron dos años y medio sin ninguna
huelga del magisterio. Esto se dio porque valorizamos al profesor.
[1] “Les
dejo con esta entrevista realizada a Paulo Freire en 1994 y aparecida en 1997,
lamentablemente demasiado tarde para que él llegara a verla publicada. Valga
como mi homenaje personal a Paulo entonces y cinco años después, como un
pequeño aporte a la multiplicación de ese mensaje con el cual él quiso que lo
recordáramos”. Publicado en Novedades Educativas, N° 79. Buenos Aires, 1997.
[2] Rosa
María Torres (Ecuador). Fue Presidenta del Consejo Asesor Internacional del
Instituto Paulo Freire (Sao Paulo). Ha producido varios trabajos sobre Freire,
entre ellos "Educación popular: Un encuentro con Paulo Freire",
publicado en Ecuador (CECCACEDECO), Brasil (Loyola), Perú (TAREA) y Argentina
(Centro Editor de América Latina). Prologó, a pedido de Freire, uno de sus
últimos libros, "Profesora sí, tía no. Cartas a quien pretende
enseñar", Siglo XXI Editores, México.
[3] Su
último libro, "Pedagogia da Autonomia (Saberes necessários a prática
educativa)", prologado por Paulo Freire en Septiembre de 1996 y publicado
por Paz e Terra en 1997 en Sao Paulo, está dedicado específicamente al tema de
la formación docente. Empieza el libro diciendo: "La cuestión de la
formación docente junto a la reflexión sobre la práctica educativa progresista
en favor de la autonomía de ser de los educandos, es la temática central en
torno a la cual gira este texto". Freire lo pensó como un texto a ser
comprado y leído masivamente por educadores. El libro, de formato pequeño y con
un tiraje de 30.000 ejemplares, se vendió a 3 Reales (el equivalente a 3 US
dólares) y la edición se agotó en efecto en poco tiempo.
[4]
Freire usa el término "profesores", de uso corriente en Brasil.
Preferimos respetar aquí el término, tal y como Freire lo usa, es decir, para
referirse a los educadores en general. Por otra parte, a lo largo de la
entrevista original (en portugués), Freire usó predominantemente el término
profesoras, teniendo como referencia el Brasil y asumiendo una identidad total
entre el ser profesor y el ser mujer. En la traducción de la entrevista al
español, he optado por el término abarcativo de profesores.
[5]
Cartas a Cristina, Paz e Terra, Sao Paulo, 1994.
[6] Un
Real en ese momento equivalía aproximadamente a un dólar estadounidense.
[7]
Freire ocupó ese cargo entre 1989 y 1992.
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